lunes, 26 de agosto de 2013

Una historia de tristeza

No he llevado demasiados casos jurídicos, pero los pocos clientes con que he trabajado, en su amplia mayoría han quedado satisfechos con mi trabajo. He tenido mucha suerte. Por eso a veces me recomiendan. Por eso y porque no suelo cobrar muy caro en mi ejercicio profesional. He sido ingenuo en ese aspecto. 
Trabajé con una señora dueña de una panadería, y ella me recomendó con una vecina. Dadas las circunstancias de mi nuevo cliente, dije que bastaba que me mandara los documentos y los revisaría para hacer un diagnóstico. Yo sé que hasta eso se cobra, pero jamás lo he hecho. 
Reviso los documentos. Una persona le "prestó dinero" a mi cliente. Mi cliente es una señora humilde que solía ser la dueña de una panadería, hasta que los mareros le comenzaron a exigir cada vez más de renta y se encontró en la obligación de cerrar la panadería. La persona que le prestó el dinero, le dio $2500 por una casa. Mi cliente tomó ese "préstamo", porque le era urgente pagar una deuda de su hija, que tenía las tarjetas de crédito sobregiradas, pero además, tuvo la mala suerte de perder más de $2000 dólares en su trabajo como cajera de un supermercado, de esos de los Calleja. 
Mi cliente recibió ese "préstamo" en el 2007. Luego de eso, le pagó religiosamente $96 cada mes, y vendió un vehículo, luego de cerrar la panadería, por el cual le dieron $1400 que le entregó íntegros a la persona que le hizo el "préstamo".  Hace unos 4 meses, el prestamista le solicitó a mi cliente que desalojara la casa, puesto que era suya, ya que ella le había cancelado puros intereses y jamás le había pagado todo lo prestado. La señora se vio en desesperación y decidió consultar con su amiga, que me contactó para que la ayudara. Y ahí estaba, con los documentos que representan toda la vida de una señora de 55 años con un esposo enfermo de 70 años. Los revisé toda la noche tratando de encontrar la forma de decirle a mi cliente la verdad. 
No había nada que hacer. La señora firmó una venta y jamás un mutuo, por lo que había perdido su casa desde el 2007. En el contrato había pacto de retroventa, por lo que si mi cliente hubiera reunido los $2500 en los próximos 6 meses recuperaba su casa. Pero los 6 meses pasaron y lo que ella quedó pagando fue un simple alquiler. Ahora el nuevo dueño, un hijueputa de primera, le dice que la casa es de él y que si no le da $3500 no le da la casa.  Le digo a la cliente que me recomendó, que no hay nada que hacer, y que lo único que podemos exigir es la devolución del dinero del vehículo, que se le entregó pero no se descontó de nada del contrato.  Llevan la mala noticia, y la señora manda a decirme que intentará con la Procuraduría, porque no tiene forma de pagarme, y ella quiere su casa, no solo el dinero que le digo. 
Me siento de brazos cruzados.Soy tan culpable como todos. Odio a toda la gente. Odio no poder hacer más. Odio que siga existiendo gente que se aproveche de la ingenuidad de los demás para quitarles lo poco que tienen. Odio que la gente no pueda confiar en los demás porque viene un cabrón con c mayúscula y le quiebra toda su fe en la raza humana. Y no hay consuelo religioso, moral ni familiar que valga. 
¿Cuántas familias de salvadoreños tienen historias similares o peores?
¿Hasta cuándo?
Nos vamos a la mierda. Todos. 

Bully onírico

Estamos en un almacen - supermercado, un conocido de mis tiempos universitarios empuja una carretilla con sus compras. Lleva unas cosas que pretende regresar porque le salieron arruinadas. Me dice que está indignadísimo. Lo veo y le digo sin pensarlo: "También tus papás te tuvieron así como sos y jamás pidieron devolverte". 
Despertar riéndome. Proteger la identidad de mi chero para no tener que reirme cada vez que lo vea de nuevo. 
Por esas cosas no soñamos.

domingo, 18 de agosto de 2013

7 tipos de nombres a evitar si buscas trabajo usando Facebook

En la era de la información, el mundo se hace cada vez más pequeño, y es por eso que se debe ser en extremo cuidadoso en la imagen que se brinda a la gente, y sobre todo a los futuros empleadores.
La primera impresión suele ser importante, aunque no lo sea todo, y por ello es muy importante el nombre que usaremos en nuestras redes sociales, si las usaremos para buscar trabajo, y no solo para jugar Candy Crush y similares.  


La experiencia me ha llevado a reconocer 6 tipos de nombres que las personas usan en Facebook, y que son un absoluto fracaso, si lo que se quiere es que te tomen en serio. Este es el breve listado:

1) Todo nombre al que le agregués como sufijo "ix".  Ejemplos: Pedrix, Juanix, Sofix, etc.

2) Todo nombre que lleve un adjetivo calificativo. Ejemplos: Juana Sabrosa, El Lindo Antonio. Macario Sexy.

3) Todo nombre que agregue un animal. Ejemplos: El Mapache Alberto, La Ardillita Sonia.

4) Todo nombre que conlleve su estado emocional implícito. Ejemplos: Petronila Deprimida, José Felicidad.

5) Todo nombre al que le agreguen apellidos de sus artistas favoritos. Ejemplos: Karla María Cobain Vedder, Danilo José Disney Pixar, Mario Alberto Tarantino.


6) Todo nombre que lleve una marca comercial. Ejemplos: Fidel Ramos BMW, Carlos Morán Toyota.

7) Todo nombre que incluya en él sus creencias religiosas. Ejemplos: Marcela hija de Dios Sánchez. Antonieta " salvada por dios" Reyes, Julio "Cristo Viene" Pérez. 

Agreguen 10 puntos extra de no tomar en serio si le agregan diminutivos, y sobre todo si se combinan en cualquier forma, dos o más de las siete anteriores.

Tomar nota si están buscando trabajo usando sus redes sociales y desean ser tomados en serio, de lo contrario, todo es libre, ¿o no?

martes, 13 de agosto de 2013

Las edades

"- Lo peor de estas edades es que a uno le parecen ajenas- me había dicho la noche de su muerte, durante la cena. Su cumpleaños había sido hace una semana, pero yo no había podido felicitarlo al estar él aquel día ausente en Londres. No había podido hacerle las tradicionales bromas por tanto, yo tenía tres meses menos y me permitía llamarlo "viejo" durante ese periodo. Ahora tengo dos años más de los que él tuvo nunca, diblé mi esquina-. Hace unos días leí en el periódico una noticia que hablaba de un hombre de treinta y siete años, y en efecto la asociación de esa edad y la palabra "hombre" me pareció adecuada, para el individuo al menos. Para mí, en cambio, no lo sería. Yo todavía espero inconscientemente que se refieran a mí como a "un joven" y desde luego cuento con que me tuteen, y figurate, soy ya dos años mayor que ese hombre de la noticia. Los años deberían cumplirlos siempre los otros, hacernos ese favor. Es más: al igual que antiguamente los ricos pagaban a un individuo pobre para que hiciera el servicio militar o fuera a la guerra por ellos, debería ser posible comprar a alguien que cumpliera por nosotros los año. De vez en cuando nos quedaríamos con alguno, este año es mío, ya estoy harto de tener treinta y nueve. ¿No te parece una excelente idea?"

"Sangre de Lanza", de Javier Marías.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Harmony

El recurrente camino a casa. Paso por un gimnasio lleno de sudorosas señoras y señoritas que salen y entran a sus respectivas clases de lo que sea que se haga en un gimnasio.

Voy con mis audífonos puestos como siempre. Escucho Morrissey. Suena "Nobody Loves Us". No me doy cuenta cuando la voy cantando. Como dice mi abuela, camino como un cerdo, viendo al piso, sin observar la cara de nadie. No tiene sentido ver al frente. Casi me doy de frente con dos chicas que salen del gimnasio. Me disculpo con mucha vergüenza. Las dos chicas sonríen. Se ve que son de alguna parte de los Estados Unidos, o algo así. Los rasgos anglosajones las delatan. 
Una ve a la otra y le dice: "See, that's what I was talking about, this guy doesn't have a great voice but he's got plenty of harmony". Sigo mi paso despidiéndome y me quedo pensando en lo mala que es mi voz, y en qué quiso decir ella con mi armonía. Siento que me dijeron simpático, que es el clásico "feo pero agradable". 
Sigo cantando.

Encrucijada moral Nº 797

Camino a mi casa en tarde- noche de un martes que parece domingo solo por la vacación. 
Trato de llegar temprano porque he prometido a mi abuela, que no vive conmigo, que tomaré café con ella antes que se vaya. Eso suele ser a las 7 pm. Son las 6:40 pm cuando camino.
Llevo mis audífonos puestos para que nadie me interrumpa en mi camino. Funciona siempre. Casi siempre.
Una señora de unos 85 años me llama desde el otro lado de la calle. Cruzo, le pregunto que necesita y me dice que necesita encontrar una tienda cerca. Es 6 de agosto y obvio todo está cerrado. Recuerdo la única tienda cercana que abre todos los días del año. Una tienda que se mantiene por los ebrios de las colonias cercanas. Le menciono a la viejecita que si necesita algo de ahí la puedo llevar a la tienda porque queda camino a mi casa. Acepta, pero la lluvia está cercana y le digo que si gusta, le puedo ir a traer lo que necesite sin que ella camine hasta la tienda. Acepta. Saca 3 monedas de $1 y me dice que quiere una cajetilla de diplomat rojos. No sé qué decir. Pienso muchas cosas. Pienso que ella no debería confiar en un extraño y darle su dinero. Pienso que yo no debería comprarle cigarros. Pienso que no me gustaría que a mi abuela le pasara eso. Estoy en una encrucijada de esas en las que me meto cuando aparentemente son cosas sencillas. 
Corro y compro la cajetilla de cigarros. Le llevo el cambio y le entrego todo. Entonces me ve con esos enormes ojos llenos de pasado doloroso y me dice: Yo sé que no me vas a dejar hasta que llegue a mi casa. 
No puedo negarme, le pregunto donde es y camino con ella. Es alrededor de 5 cuadras abajo de donde la encontré. La llevo y me cuenta que tiene 3 hijos, un abogado y dos ingenieros. Le digo que soy abogado, no me cree. Me pregunta mi edad y me dice que está segura que tengo 21. No le creo y sé que lo dice por cortesía. 
Llegamos a la puerta de su casa. Me entrega sus llaves y me dice que busque la que está manchada de rosado. Es la de su casa. Ninguna llave está manchada. Las pruebo todas hasta que encuentro la correcta. Pienso que ella no debería confiarle sus llaves a un extraño. Me dice su nombre y me dice que su casa está a mis órdenes el día que yo necesite lo que sea. 
Camino a casa, olvido su nombre y me quedo pensando en esa mirada de tristeza acumulada durante años. Mientras tanto es tarde y mi abuela me espera para el café.

domingo, 4 de agosto de 2013

Lo que falta por hacer

Tarde o temprano todos moriremos. No imagino llegar a anciano y morir en la comodidad de una cama alquilada, así que por el momento la lista de cosas que me faltan antes de morir se reduce y se vuelve cada vez más mortal, más humana, digo. Ya no anoto en mis sueños antes de morir que un día ganaré el Nóbel de Literatura, ni me muero por escribir un guión tan impresionante que lo adapten para una película y gane el Óscar. Ahora sé que más temprano que tarde me voy a morir, así que por cuestiones de tiempo (esa ficción tan amada por nosotros los humanos), mi sencillita lista de cosas por hacer antes de morir ahora se lee así:
1.Filmar un largometraje con una idea original.
2.Publicar todos mis cuentos en un solo libro.
3.Irme a vivir a un municipio del interior del país, en un lugar donde no haya energía eléctrica, ni teléfono.
4.Abrir un negocio multidisciplinario. (Pupusería - Cibercafé - Oficina Jurídica - Casa Editorial - Iglesia Cristiana - sucursal de Variedades Génesis).
5.Dejar de pensar en quedar bien con toda la gente.
6.Asistir a un concierto multitudinario mensualmente. (Quizás así se me quite la aversión a las grandes cantidades de gente).
7.Viajar a París y hacer el recorrido del Louvre en la menor cantidad de tiempo, como en Bande à Part. 


Nosotros

Vos y yo venimos del futuro, caminando sobre los escombros, recuperando recuerdos, juntos.
Nos movemos entre la destrucción porque sabíamos desde siempre que era necesaria destruir(nos), para poder reconstruir(nos). 
Vos hacés dibujos de lo que puede ser de la nueva tierra después de ordenar los escombros. Y tenés miedo. Y sabés que es necesario tener miedo. Porque el futuro es siempre lo más peligroso que tiene el tiempo, hasta que sabés como lo vas a pasar. Sonreís. 
Caminás haciendo pausas para pensar en todo lo que dejamos atrás. No hay prisas, no hay tiempos, no hay nada. Creás lo que vas pensando y eso basta para saber que vos y yo venimos del futuro porque era todo lo que necesitábamos.
The city sun set over me.