domingo, 23 de noviembre de 2014

Educar

 "Un maestro de secundaria muestra un pequeño y simple ejercicio a su clase sobre la movilidad social.
Le da a cada estudiante una hoja de papel y les dice que la conviertan en una bola. Luego, mueve el basurero hacia el frente del salón.
Dice: "el juego es simple, todos ustedes representan la población del país. Y todos tienen oportunidad de volverse profesionales, mejorar y avanzar a una clase superior económicamente hablando. Para ello, todo lo que deben hacer es es lanzar su bola de papel directo en el basurero desde donde están.
Los estudiantes en las últimas filas inmediatamente protestan: "es injusto".  Ellos saben que las filas de estudiantes delante de ellos tienen más oportunidad de éxito.
Todos lanzan su bola de papel y, como era de esperarse, la mayoría de los estudiantes de la primera fila logran lanzar la bola de papel directo al basurero, y solo unos pocos de los estudiantes de la última fila lo logran.
Finaliza diciendo: Mientras más cerca estaban del basurero, mejores eran sus probabilidades. Era notable que los únicos que se quejaron de alguna forma por lo injusto del sistema fueron los que estaban al final del salón. En contraste, la gente en la primera fila ni siquiera estaba consciente de su ventaja. Todo lo que podían ver es el par de metros entre ellos y su meta.  Su trabajo, como estudiantes parte del sistema educativo, es estar conscientes de sus oportunidades y usarlas para hacer lo mejor por alcanzar grandes cosas, abogando siempre por aquellos en las filas detrás de ustedes".

Y eso es parte simple del problema educativo.
Tristemente nos escudamos en la necesidad mediata. Nos escandalizamos por los bajos resultados en la PAES, y respondemos con comentarios repletos de insultos a las autoridades, con errores ortográficos, y además una carga política partidaria innegable. No hay propuesta alguna.¿Por qué? Porque la responsabilidad es de otro. Vivimos en eso. La responsabilidad de todo es de papá gobierno o de la empresa privada. Al gobierno lo vemos como ese obligado a darnos todo, pero nos duele pagar una multa. A la empresa privada la vemos con miedo, con el agradecimiento por la oportunidad de darles nuestra fuerza de trabajo como si fuese un favor.
Todo vuelve a la educación, a las promociones obligatorias, a la falta de evaluación periódica de los maestros del sistema,  a la protección sindical, a la desidia de estudiantes y maestros. Al infinito e incesante culto a la mediocridad.
Y no, doña Teresita comete un gravísimo error al considerar que es el FMLN el partido que le teme a la educación . Es claro que las clases políticas, las que tienen el privilegio del poder, conseguido de diferentes formas y disimulado bajo la legitimidad de unos votos sin plena consciencia, son todos ellos quienes no temen, aborrecen la idea de mejorar el sistema educativo. Las salidas fáciles no son nuevas. Hace años teníamos el programa de Escuelas Saludables, ahora les dan desayuno y uniformes. Y nada de eso sirve para mejorar la educación.
Hay 3 puntos importantísimos para enfrentar de raíz el problema de la educación, sin que parezca solución mágica:
1) Evaluación sistemática y periódica del personal docente.  Mientras se tengan a profesores mediocres se perpetuará el bajo nivel educativo.
2) Reformar integralmente los sistemas de evaluación y promoción escolar. La Universidad de El Salvador debe elevar su standard de calidad dejando la nota de admisión en el 6.0, y dando una segunda oportunidad a los que hayan tenido de 5.0 a 5.9. La PAES debería ser requisito de graduación pasarla con al menos 6.0.
3) Y más importante, importantísimo, educar para pensar y aprender, no para memorizar.  Este sistema premia al alumno que obtuvo la mejor nota sin importar la forma de obtenerla. No importa si aprendiste a pensar.
Más que política, este país requiere un profundo cambio filosófico, un cambio de actitud.
Mientras sigamos teniendo fe que es posible y hagamos la más pequeña de las cosas por conseguir esos cambios, habrá esperanza para este poquito de tierra. 

lunes, 10 de noviembre de 2014

La vida

"La vida, según Óscar, se reducía a una larga serie de trampas mortales. Podías morir en cualquier momento y de cualquier cosa, de un mal movimiento del médico que te traía al mundo o por resbalar en la bañera. Bastaba ver los noticieros o las salas de emergencia de los hospitales para confirmarlo. Era necesario estar alerta".  Óscar y las mujeres, de Santiago Roncagliolo.

Yo quería escribir aquí

Yo quería escribir acá, como quien ve una pared y sabe que lleva una verdad en sus manchas.
Yo quería escribir acá como si sirviera de algo. Pero no.
Hay 3 razones para no escribir acá:

1) Mi opinión de lo que sea no tiene la menor importancia.

2) No soy el mismo de antes, que escribía sobre cualquier cosa.


 y finalmente:

3)