Es ese momento cada cuatro años en el que el mundo se divide entre los que consideran al fútbol el opio del pueblo, porque, como religión que es, mantiene a la gente en el eterno sueño de la tranquilidad, ignorando la realidad que los rodea, y los que lo disfrutan sin miramientos ni rodeos, a sabiendas que, al menos en este país, no se está ni cerca de asistir a un mundial. Es eso, tiempo de mundial.
A mí, en lo personal, me entretiene ver un buen partido de fútbol, y si es en un mundial es mejor aún porque sabés que estás viendo historia deportiva. Puede que no sea importante, o quizás es solo la más importante de todas las cosas que no son importantes, como dicen por ahí.
Un amigo siempre bromeaba con aquello de que la vida se podía dividir en mundiales. Decía que, por ejemplo, cuando teníamos 20 años era porque teníamos 5 mundiales de vida, pero dada la irregularidad de nuestros años de nacimiento, puede decirse que yo tengo 7 y 3/4 de mundial. Un poco injusto si me preguntan.
En esos 7 mundiales que he vivido debo confesar que no recuerdo nada del primero puesto que en el momento que Maradona levantaba la copa mundial en México, yo tenía 3 años y apenas comenzaba a intentar leer. Incluso, sé decir que tengo calendarios del mundial desde 1982.
Lo importante para mí, donde comienza el valor que los mundiales tienen para mí, inicia en Italia 90. Yo tenía 7 años y Papá decía que Argentina era el mejor equipo del mundo. Papá y yo hablábamos solo lo justo, pero en el Mundial vivimos un mes de emoción y charlas interminables en las que él me mencionaba porqué Argentina debía ganarlo. Lo recuerdo en la final. Codesal pita un penal al minuto 85 y dramáticamente Alemania vence a Argentina con un gol de Brehme. Maradona lloraba, mi papá gritaba enojado que un árbitro mexicano había arruinado el mundial de Argentina. Así, aprendí que Argentina era el equipo de Papá y había que apoyarlo.Este fue mi primer álbum del mundial.
Tenía 11 años cuando el mundial fue en Estados Unidos. La parafernalia era increíble. Papá había muerto un par de meses antes del mundial. No lo superaba, así que mi mamá pensó que era una fantástica idea comprarme un televisor nuevo. Tuvimos un fiel KTV de 24 pulgadas en el que vi como Argentina era enviado a casa en octavos o cuartos de final. Vi los 5 goles de Oleg Salenko, vi a Milla anotar para Camerún casi hecho un abuelo. Y pensé que mi papá habría sentido que era un mal mundial. Peor, mi papá era anti Brasil. Y al final, Brasil ganó el penta teniendo en la banca a un jovencísimo Ronaldo que pintaba para ser el próximo Pelé, como decía La Prensa.
Para Francia 1998 ya tenía 14 años y recuerdo que llené un cuaderno con las alineaciones de todas las selecciones. Un mes antes del mundial verdadero, hice la narración completa del ficticio mundial. Fue un éxito. Luego llegó el verdadero mundial, la exhibición de Michael Owen, el fracaso de Brasil, el fracaso de un joven Raúl del que ya me había vuelto fan. Finalmente el mundial se resumía en 3 cosas, el triunfo de Francia, el gol de Bergkamp y el enésimo fracaso del equipo que mi papá apoyaba. A todo esto, El Salvador nunca volvió a estar tan cerca de ir a un mundial como en esta eliminatoria.
En el Mundial de Corea Japón 2002, ya estaba en la Universidad. Los partidos eran de madrugada.Mis compañeros llegaban tarde a clases, y al final, esperé que Alemania le ganara a Brasil. Esperé en vano. Brasil ganó el Penta con un Ronaldo inspirado y con un corte ridículo de pelo.Hasta acá seguía apoyando a España y me dolió el robo ante Corea.
En Alemania 2006 pensé que todo pintaba para el triunfo alemán. Y no fue así. Yo estaba recién egresado de la UES. Tenía una novia que me dijo que iba a estar conmigo hasta que Argentina ganara 2 mundiales más. Ni siquiera estuvimos juntos para cuando fue la final. Italia ganó el cuarto título. Argentina volvió a fracasar. Messi se perdió en un juego.
Sudáfrica 2010 fue quizás el mundial más inesperado para mí. Argentina volvió a fallar, Alemania se quedó en semifinales, y España, ahora sin Raúl, era campeona. Increíble.
Y ahora, en Brasil, en el 2014, mi papá, esté donde esté, es feliz de saber que Argentina tendrá su revancha por el penal de Brehme en el minuto 85.
Tal vez esta sea la del tricampeonato, papá.
0 Manchas en la pared:
Publicar un comentario