Para nadie es un secreto que en El Salvador la culpa de todo la tiene el otro. La culpa de la inseguridad, los políticos, los que gobiernan por incapaces, los que no por falta de propuestas y apoyo. La culpa de los elevados precios es de los empresarios que no piensan en el bolsillo de la gente, porque obviamente ellos no tienen que estar pensando en las ganancias, fin último de las empresas.
La culpa de la poca educación es de los políticos porque ellos no proponen mejores leyes pro formación académica, y los centros de estudios lo aplican todo a la changoneta.
Pues no, no todo es así. Por supuesto que hay muchas, muchísimas responsabilidades, pero hay factores inevitables que resaltar. Esta vez mencionaré 2.
1) Somos un país sin cultura de solidaridad, casi una caricatura
Nos vale el otro. Si el precio de los alimentos subió, nadie le va a compartir algo a otro cristiano. Digo, porque acá la religión cristiana es mayoría.
Si un negocio cierra, hay muchos que se regocijan porque se nota el fracaso del gobierno de turno.
Si se te ofrece una oportunidad laboral, de negocios o de lo que sea, sin importar que pasés sobre la legalidad del proceso, aceptás y te vale que haya otro que merecía esa oportunidad. El salvadoreño es vivián, ventajoso, y encima de eso, se jacta de eso. Pregúntenle a un salvadoreño común que se siente ser tan vivo y se enorgullecen. Paco Flores fue el más vivo de los vivos.
2) Somos un país hipocondríaco.
En este momento hay problemas de salud a nivel global. Incluso hay reportes alarmantes sobre la posibilidad de expansión del Ebola si sale de África. Con mucha suerte, El Salvador solo tiene la fiebre de Chikungunya, que al parecer es la enfermedad de moda.
Ya alguien contó su experiencia en el sistema de salud salvadoreño con el famoso Chikungunya, lo cual es interesante, tomando en cuenta que la periodista es uno de los 54 casos confirmados, y un par de los comentarios casualmente también lo son. Luego, mi visita al ISSS, por un asma mal tratada en mi infancia, me dejó en los oídos el Chikungunya. TODOS conocían a alguien que había tenido o tenía la enfermedad. Era una psicosis increíble. A una señora que pasó consulta al mismo tiempo que yo le dijeron que tenía sinusitis, que se cuidara y evitara el Chikungunya y el dengue, que acabara con los criaderos de zancudos. La señora salió diciendo que tenía Chikungunya. Y así, la fiebre se expande. Una persona del área de terapia respiratoria mientras me colocaba la mascarilla le decía a la otra "hoy es primer día que trabajo después que me dio la Chiki". Y la otra se reía y le decía que debió pedir más días.
De la infinidad de casos bajo sospecha, la gran mayoría son realmente dengue. Pero no, para todos es chikungunya. No importa que los datos no coincidan en Centroamérica. Como si viviéramos en una isla.
Y si, por supuesto que hay una resposabilidad gubernamental en todo eso, pero, ¿acaso no tenemos responsabilidad alguna? Imagino que los criaderos de zancudos se hacen en agua que ha nacido en huacales y depósitos. Imagino que no tenemos manitas para prevenir. Imagino que no nos pega la campaña de prevención. Imagino que si gobernara el otro partido los zancudos se desviarían, o decidirían volverse estériles. En fin, soy salvadoreño, la culpa es de otro. ¿O no?
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