Sobre estar y no estar

Uno lee y recuerda... A veces solo recuerda. Y no todos, solo uno.
Y dá igual porqué se recuerda. Simplemente que va a saber el cuchillo de sabores si nunca ha pasado del pan?
Y mientras uno recuerda, las veces mojados en los parques por la lluvia cuando hablamos de amores perdidos, las visitas a la tienda, a modo de rat pack, los saludos colectivos, las ideas de conjunto, los recuerdos a futuro y todas esas incoherencias que cuando uno vive valen algo, pues es en ese momento cuando siente que todo está perdido. Y quién me podría decir si está o no perdido todo, si todo lo que conozco es de ver ardillas chamuscadas y palabras sin amor.
En días como esos, el cuerpo reniega de uno; el cuerpo es mucho más que lo que se ve de uno, y así el estomago se hace chiquito, el corazón late con esa extraña forma que dios le dió y hace que vivir se vuelva complicado. La presión no baja, se sube a niveles idiotas y deja helado a cualquiera. Y es entonces cuando la mente se da cuenta de lo que su cuerpo ya sabía.
O como cuando uno se sienta bajo el árbol de ciprés y recuerda porqué está ahí. Y si, uno recuerda el lugar y se va a sentar ahí, solo para recordar. Y no importa, da siempre lo mismo estar o no estar.
Uno no tiene valor de irse, y apenas puede quedarse.
Y mientras eso pasa, una manda mensajes y ríe, ya sin mi.
Otra no ríe, ni siquiera habla. Lee y ve programas que no son de su edad, y se extraña cuando siente que la recuerdo. Aún hoy se ríe de pensar en mi. Y me lo dice en mi cara.
La última duerme. A esta hora que cometo la horrorosa canallada de pensar en ella, duerme en su ancha cama con cobertor celeste(para que me cueste), con un cubo de origami mal hecho sobre la mesa de noche, un caracolito y un zorro.
Y ahora que todo está mas lejos que nunca,
cuando todo camino se hace invisible
y los saludos se hacen escarcha antes de sentirlos,
ya no estás más vos, deprimido
para ser yo quien te decía que tranquilo,
"mañana va a estar todo mejor"...