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Uno se levanta y ve la gente vivir.
Los ve ser sin necesidad de andar pensando las cosas. ¿Y qué me importa a mi lo que le pasa al otro? Total, "el otro es él--------->"
Y uno entonces decide ser normal y ver la gente ser para ver si aprende a ser un poquito.
Ver al espejo y ensayar la actitud del día. "Hoy el mundo es mío". Ajá.
Salís y decidís hacer todo lo que se ha decidido que tenés que hacer. Importa un carajo el deseo. Hay un esquema para todo.
Hay que vivir el día a día.
Hay que pagar deudas y servir a la familia.
Y no cabe el lugar para las quejas.
Uno se ve la camisa y ve marquitas.
Uno se ve el brazo y ve marquitas.
Va a la iglesia y ve marquitas.
Tocás la computadora y ves marquitas.
Prendés la televisión y ves marquitas.
Y lo que te dá terror es que resulta ser la misma maldita marquita.
La perrita te recibe al anochecer, al llegar del trabajo. Y en el lomo tiene otra marquita.

Y uno se va a dormir y reza al altar con la misma marquita.
Leés tu libro sagrao y al reverso tiene la misma marquita.
Te dormís.

Día siguiente.
Te despertás y todo está oscuro.
El reloj marca las 10.
Es tarde, pero todo está oscuro.
El reloj al reverso tiene la misma marquita.
Rápido te bañás mientras ves en la regadera la misma marquita. Estás confundido. Haz visto la marquita por años, pero nunca ha significado nada.
Estás listo para trabajar. Estás preocupado por la oscuridad.
Prendés la televisión y no hay nada. Ni la marquita.
Abrís la puerta y no hay nada. Abrís la ventana y entrás en pánico. Una gran marca del mismo tipo cubre el cielo.
Te querés morir. Una voz se oye afuera....

"Hijo, guarda tus juguetes"