jueves, 28 de octubre de 2010

Imposibilidades irracionalmente inofensivas.

Yo no te hago versos, no los voy anudando con un hilo invisible para darte un poema.
Yo no te busco palabras dulces, o amargas, o saladas, para dártelas envueltas en la piel de un día lejano.
No te escribo. Te voy dibujando mágicamente lo que quiero decirte, lo coloreo de sol para que lo llevés amarrado en el cabello, como cuando te reís de mis malos chistes, o de mi mala suerte, y tus ojos se vuelven pequeños secretos inescrutables y ajenos. Irremediablemente ajenos.
Apenas acabo mis dibujos y te los doy, llegan a tus ojos y se esfuman.
Te regalo días encapsulados desde siempre, de modo que cuando los necesitás, te tomás uno y es suficiente.
Pero no puedo, no logro, no consigo regalarte vacíos.
Es imposible. 
Los pongo en el hueco de mi mano y cuando estan por entrar en el pequeño cono de papel que te hice, se escapan furiosamente, revoloteando y saliendo en todas direcciones para que nunca los podás colgar de tu cuello para tenerlos siempre listos en caso de necesitar llenar alguno.
Jamás logré tampoco darte alegrías, porque cuando estaba por dártelas, luego de llevarlas durante días creciendo en el bolsillo derecho, la ponía en tus manos y se había vuelto nostalgia.
Por eso ahora ya no te doy nada. Es imposible hasta eso.
Es imposible inventar colores para poder pintar las palabras que nunca lograré anudar en esa aguja dorada que nunca pude ver, que servía para unir tiempos y no días, mundos y no cosas.
Mientras tanto el café sigue caliente, la hoja sigue blanca y el lápiz en mi mano derecha...

1 Manchas en la pared:

Sofi dijo...

Muy bonito ^^