jueves, 8 de mayo de 2008

Una Leyenda

Cuenta esa vieja historia, sobre los tribunales de nuestro país, que en cada uno de ellos casi en la entrada y por razones totalmente desconocidas, existe uno, o a veces hasta dos arboles de capulìn. Si, de capulìn. Todos conocen el arbol de capulin, y para el que no, pues q pregunte.
El caso es que en cada tribunal o centro judicial, a la sombra de dicho arbol de capulìn, se refugia el heroe de esta leyenda. El mitico Abogado Capulinero...

Este personaje, se graduo de una universidad marca pajarito, o quien quita, quizas de la Universidad de El Salvador, o hasta de la UCA, cuna de los grandes cerebros de este país...
Este abogado, luce siempre impecable, con su traje negro brillante de limpio... aunque sea el ùnico.
Con sus zapatos relucientes, por el poco de vaselina q les agrego, de la misma q se echa en el cabello y que le dura un mes...
Cada dia se dirige a buenas 8 de la mañana, a los tribunales de familia, a pedir el expediente de la causa 11 del año en curso... Nunca la encuentran.. Por ser del mismo año, es de las primeras, y nunca le corresponde a èl. Todo lo que quiere es que le pongan atencion en el Juzgado...
Regresa a la sombra del majestuoso capulin y charla el resto de la mañana con los vigilantes y vendedores ambulantes del centro judicial, mientras prodiga sus conocimientos por la modica invitación del almuerzo...
Luego a las 4 de la tarde cuando los empleados del centro judicial, los visitanes y litigantes se dirigen al parqueo, el tambien lo hace. Camina seguramente hacia el Alfa Romeo 2007 màs caro de todo el estacionamiento, y lo acaricia. Frota el brillante color negro del auto, y se mete la mano al bolsillo. Luego de unos segundos se dirige a la parada de buses... Con el traje pulcro, repite para que lo escuchen, "No, en el bus me voy a ensuciar todo". Y se pone en camino del hogar...
Llega a su casa luego de media hora con el calor infernal de su traje,

Abre la puerta. Entra. Se cambia. Pone en gancho el traje para que no se ensucie. Luego de una hora, se dirige a la ventana y observa un rato. No puede ver television porque no tiene, y el diario q sustrajo del Mister Donut ya lo releyo tres veces en el dia... Es hora de cenar.
Saca un plato de fina porcelana, el ùnico q le queda, producto de un regalo. Pone un pan del dìa anterior y se lo come en media hora para que abunde, acompañado de un trozo de queso.
El abogado capulinero llega luego al baño y saca el cepillo con las cerdas abiertas como un arco... Presiona el tubo de pasta dental hasta el ultimo extremo... Es lo ultimo q queda. Lo unta. y se lo pasa en los dientes. No puede enjuagarse porque le cortaron el agua.Al menos ceno temprano, todavia hay luz... Porque a èl ya s ela cortaron.
Se va a acostar en su cama de resortes sueltos... Agradece por el dìa y sueña... Con la esperanza que el dia siguiente serà mejor...
Ya dormido, algo lo despierta... Una gotera... en su cara...

Esta historia es cortesìa del Dr. David Omar Molina Zepeda, Jefe del Departamento de Derecho Penal de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador, y de mi amigo q la cuenta como nadie... No sè si darme risa o ganas de llorar.

1 Manchas en la pared:

Anónimo dijo...

Cambiale profesión y soy yo.