martes, 30 de noviembre de 2010

El Sentido de la Vida.

Tenía 10 años y mi papá nos había llevado "lujosamente", en el vagón presidencial de los ferrocarriles nacionales, al Puerto de Acajutla. Ahí vi la rampa de abordaje y vi esa inmensa masa de agua moviéndose bajo el barco.
Cuando bajamos, fuimos a la playa. Era diciembre de 1993.  Mientras caminaba con su cara de seriedad con la que nunca dejó de mirarme, recuerdo que se sentó en la arena.
Me senté junto a él con esa necesidad tonta de sentir que mi padre compartía tiempo conmigo.
Tomó una concha quebrada en un orificio y pasó unos minutos contemplándola. Yo lo veía intimidado.
Se levantó y me vio.  Puso la pequeña concha en mis manos y dijo: "Aquí dentro está el sentido de la vida."
Me dio risa. La guardé en mi bolsillo.
En Abril de 1994, 4 meses después mi papá murió.  Tomé la concha, tan solo unos días después del entierro.
La abrí a golpes. Estaba vacía.
La vida no tiene sentido.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Mi Pueblo (II)

"Algo se define como Pueblo de Potemkin cuando se quiere describir una cosa muy bien presentada para disimular su desastroso estado real. A primera vista parece muy bien acabado y deja a todos impresionados, sin embargo le falta la substancia principal."
Me da vergüenza alegrarme porque la gente podrá utilizar el Wifi de la Plaza donde se puso el Salvador del Mundo que estuvo en el Mausoleo de Manuel Enrique Araujo. Me da vergüenza porque parecería como si ser una capital digital eliminara el desorden del centro capitalino. Como si las vendedoras pudieran dejar de necesitar estar llenando las calles para alimentar a sus hijos durmiendo en cajas de frutas, gracias a la tecnología.
Me da pena. Enorme. Los medios de comunicación masiva, socialmente, un poco las redes sociales y la sociedad de consumo, han creado un nuevo tipo de persona indolente.
 

"El pueblo visto desde cierta distancia tenía un aspecto idílico e impecable. El verlo desde la lejanía se hacía para que la zarina no se mezclara con la gente o también por cuestiones de seguridad. La realidad era que el supuesto pueblo no era más que un bastidor (como los que se emplean en la filmación de muchas películas), nada se había hecho para las gentes del pueblo, que además vivían en la más completa miseria. Así pues, durante la visita de Catalina la Grande, visitaron varios de estos pueblos de ficción y que además siempre era el mismo, pues al terminar la visita el pueblo ficticio era desmontado y se volvía a montar en otro emplazamiento distinto que sería visitado después. " Así me di cuenta que vivo en un Pueblo Potemkin. 
Tristemente, se pudo ver desde el momento de la inauguración, transmitida por televisión nacional, en vivo.  Olvidamos que hay problemas estructurales, solo por el monumento que se ve "más bonito", saludándonos en este país mentirosamente laico. 
Nos alegra que los señores Poma en su magnificencia hayan donado dinero para la remodelación, y se nos olvida que son quienes mantienen fuerza de trabajo explotada, por la simple necesidad. Claro, el monumento se ve bonito.
El salvadoreño sigue viviendo a base de "pan y circo".
Me disculpo si lastimo alguna susceptibilidad, pero es mi indignación la que escribe. Como casi siempre.

Historia.



Sin palabras. (Y usted pensaba que eran puros chistes. u_u)

domingo, 21 de noviembre de 2010

Mi Pueblo. (I)

La expresión Pueblo Potemkin se debe al mariscal duque Grigori Alexandrovich Potemkin (1739-1791) para designar aldeas, pueblos, villas inexistentes en Crimea.
Algo se define como Pueblo de Potemkin cuando se quiere describir una cosa muy bien presentada para disimular su desastroso estado real. A primera vista parece muy bien acabado y deja a todos impresionados, sin embargo le falta la substancia principal. Es más común la forma plural pueblos Potemkin.

Según una leyenda moderna, en 1787 antes de una visita de su soberana la zarina Catalina II de Rusia, la Grande, Potemkin, el favorito, hizo edificar bastidores/fachadas pintadas a lo largo de la ruta de visita de Catalina la Grande, para presentar pueblos idílicos en la recién conquistada Crimea, pero para encubrir la verdadera situación catastrófica de la región. Esta leyenda fue dada a conocer en la corte por parte de los adversarios de Potemkin, que le envidiaban su buena relación con la zarina.
Potemkin mostraba desde lo alto de una colina a la zarina una aldea de nueva construcción en la que supuestamente vivía gente. El pueblo visto desde cierta distancia tenía un aspecto idílico e impecable. El verlo desde la lejanía se hacía para que la zarina no se mezclara con la gente o también por cuestiones de seguridad. La realidad era que el supuesto pueblo no era más que un bastidor (como los que se emplean en la filmación de muchas películas), nada se había hecho para las gentes del pueblo, que además vivían en la más completa miseria. Así pues, durante la visita de Catalina la Grande, visitaron varios de estos pueblos de ficción y que además siempre era el mismo, pues al terminar la visita el pueblo ficticio era desmontado y se volvía a montar en otro emplazamiento distinto que sería visitado después.
La zarina regresó engañada y convencida de que se estaban haciendo políticas correctas para llevar bienestar a su pueblo.


(Tomado de la Wikipedia. Aunque no me guste usarla.)

jueves, 18 de noviembre de 2010

Historia según revistas.


"Margretha Geertruida Zelle van der Meulen, "Mata Hari", era sólo una mujer bella, ansiosa de notoriedad, ingenua, no muy bien dotada intelectualmente, que hacía transitar información menor, de escasa valía y que en tiempos de paz había sido condenada a pagar una multa de doscientos francos por su capacidad de crear enredos entre la gente mediante información."

Revista "Todo es Historia." Junto al artículo sobre La Mano Negra, y antes del Caso Profumo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Hongo Atómico.

Estaba en el tercer piso de un edificio de cinco.
En la radio informaban minuto a minuto lo último del histórico suceso.
Mis padres insistían que todo terminaría pronto y no tendríamos que seguir durmiendo con un ojo abierto durante demasiado tiempo.
El espeso aroma a muerte entraba suavemente por la ventana apenas entreabierta.
De pronto las noticias hablaban de un inmenso avión plateado que llevaba una carga explosiva lo suficientemente grande como para arrasar el país en una noche.
El presidente habló por radio, diciendo que nuestro país estaba listo para todo tipo de ataques, porque estabamos protegidos por el país más poderoso del mundo.
Vi mi pequeña libreta azul y quise terminar de escribir algo que tenía pendiente desde hace días.
Un estruendo me sacó del silencio.
El ensordecedor sonido se acercaba como la muerte galopante.
Me asomé a la ventana de mi habitación, al costado izquierdo del edificio.
Vi esto:

La nube crecía y venía hacia nosotros. 
Mi mamá me abrazó. Mi hermana me dijo que me quería. Un intenso calor y neblina llegó rápidamente a casa.
Desperté sudando y con los ojos adoloridos. 
No sé lo que debo hacer para dejar de tener este tipo de sueños "apocalípticos". u_u

sábado, 13 de noviembre de 2010

Confesión Obvia.

Nunca salgo de casa sin mi DUI.
Siempre me siento seguro de llevar en el bolsillo de mi camisa el DUI.
Nunca llevo en mi billetera el DUI.
Siempre que salgo de casa siento que podría ser útil llevar mi DUI.
Siempre siento que necesariamente un carro me arrastrará durante unos 5 minutos y me dejará además de irreconocible, sin vida. Luego llegará la policía y a la hora de saber el nombre que aparecerá en el 4 visión de las 9 de la noche, necesitarán ver el DUI.
O mejor, me encontraré con mareros que han tenido un mal día, o demasiado bueno, cualquiera de las dos, y a la hora de asaltarme, o solo porque no los vi a los ojos, me den 3 disparos en el pecho y quede muerto. Mi DUI estará intacto, aunque manchado de sangre lo suficiente como para dar mi nombre.
Quién sabe, podría salir en la colonia y enojarme con algún vecino por cualquier trivialidad, me mataría fácil, porque no pondría resistencia alguna, y mi DUI otra vez serviría.
Sin mi DUI no existo.
¿Dónde puse mi DUI?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Propuesta Número 1

¿Qué dice usted? ¿ Nos extinguimos de forma voluntaria, simultanea y grupal?
¿Dejamos al fin el mundo al que no le ayudamos en nada?
:D


“May we live long and die out”

 

Es un decir. Todavía...

Ser padre. (I)

Irina habla con las manos sudorosas, pero con la conciencia de haber tomado la mejor decisión.
Gracias a sus esfuerzos, puede ofrecer a sus 2 hijos, un pequeño más rubio que el sol, de unos 5 años, y a una niña sonriente de 3 años, un mejor futuro. Una casa propia, pagada hasta la mitad, y el inicio de un mejor tiempo.
Irina sabe que aunque ahora mucha gente lo vea mal, en algún momento entenderán que hay decisiones que deben ser tomadas.
Su pequeña de meses le dio 3000 Euros en el mercado negro, para una familia griega que no puede tener hijos. 
Sus finanzas le agradecerán momentáneamente a los problemas de infertilidad de una pareja a cientos de kilometros. Jamás verá de nuevo a su hija. Hasta comienza a olvidar el nombre que le había puesto. Era Alexandra? O quizás Izabelle? Ya no lo recuerda. La casa está sucia. La policía no puede hacer nada. Nadie sabe nada.
Todos ven y nadie sabe nada.
La pequeña niña de Irina jamás sabrá que no nació en Grecia. Jamás sabrá que ella compró una mejora para sus hermanos.
El personaje que hizo la conexión para la venta se queda con la mitad de los 6000 Euros que la familia griega pagó. El negocio sigue.
Ser padre en estos tiempos ya no significa nada.

(Tal como lo vi en un Documental Alemán, sobre ese tipo de "negocios" en la Europa del Este.)

domingo, 7 de noviembre de 2010

Trabalenguas.

Resulta que quiero lo que no tengo, porque debo tenerlo, aunque tenga lo que debo, por culpa de querer lo que no tengo. 
Debo, claro está, querer lo que tengo, aunque eso me lleve a tener alguna vez lo que pueda, siempre y cuando quiera.
Un día, tendré lo que pueda querer.
Pero por el momento, lo que quiero no lo tengo, puedo querer, pero no tengo que, por eso me resigno en querer, aunque no pueda tener.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Un Sueño de Terror.

El cuarto óscuro.
Las luces no funcionan y se alcanzan a ver unas pequeñas manchas que brillan en la pared.
Las manchas comienzan a moverse suavemente como si tuvieran vida.
Mi mamá entra con un puntero láser, de los rojos.
"Apuntales a los ojos. Así es que se quedan ciegos y se mueren."
Enfoco el puntero a las pequeñas manchas en la pared.
De pronto veo más claramente. Geckos.
Geckos de brillantes ojos verdes.
Apunto. De repente son cientos de lucecitas verdes brillando en la oscuridad.
Grito.
Despierto.

NN (Neruda Necesario).

Farewell
Por Pablo Neruda

Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste como yo, nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.
Yo no lo quiero, Amada.
Para que nada nos amarre
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron tus palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.
(Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.)
Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.
Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.
Amor que quiere libertarse
para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.
Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.
Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.
Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.
Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
...Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Muerte Nº 2

Yo quisiera morir un poco como la gente normal.
A veces, casi siempre una vez al año, me muero.
Pero me muero de formas aburridas.
Lo que nunca se me quitará, es esa gana de morirme como la gente famosa, la que sale en los periódicos, irónicamente sin importar la manera de morir.
A veces he pensado que esa es la manera perfecta de morir. Es necesario vestirse de persona gris durante un tiempo para morir estrictamente como se debe.
He visto como la gente suele ser normal toda su vida, morir de la manera que sea, y ser sufrida como si nunca debiera haber muerto.
Eso quiero.
Quiero que repentinamente un día venga a eso de las 5 de la tarde, cruce donde siempre y el semáforo me deje con escasos segundos de ventaja frente a un Seat rojo sin control que me deje tirado y sin poder pensar nada en esos eternos segundos previos a la perdida total de conciencia. 
Luego de eso vendría lo paradójica e irónicamente divertido.
En unos minutos el barullo llamaría la atención de los vecinos, las sirenas sonarían y desde luego los tipos que se conducían en el Seat rojo se "darían a la fuga". 
En mi billetera negra encontrarían junto a las tarjetas de mis amigos, el recorte del periódico del 27 de junio del 2006 donde dice mi horóscopo y el clásico "Si usted nació hoy, usted es..." que conservo porque me causa gracia. Junto a la foto de mi papá, la de mi hermano, y detrás de esa última, un papel doblado con "Balada de la Nostalgia Inseparable" de Rafael Alberti. Y claro, mis documentos. Mi tarjeta del ISSS, mi cosa esa de la AFP que nunca me ha servido para nada, y mi copia del DUI. No llevo el original. 
Le llamarán a mi mamá y correrá desesperada a verme. Tan pronto como llegue, las miradas de los de la ambulancia le delatarán que ya no hay nada que hacer. Romperá en llanto y pronto olvidará las veces que la hice sufrir con mis llegadas tarde. Olvidará con suma facilidad que tengo exacto un año de desempleado formal. 
Se obviará mi mal caracter y mi manía de andar ordenando todo el desorden justo y necesario de la casa.
Mi hermana recordará nuestras bromas internas, los apodos cariñosos que sólo nosotros sabemos, y abrazará el koala de felpa que le regalé hace años.
Mis amigos pensarán raramente que morí de una manera muy tonta. Dirán que no se esperaban que por cruzar una calle me fuera a morir. Algunos hasta bromearán cuando recuerden que siempre hablé de morir joven. La gente que conozco siempre recordará alguna anécdota boba y graciosa sobre mi.
Aquellos amigos que conozco desde hace más de 10 años dirán que nunca fui perfecto, pero que siempre me quisieron, que era mi manera de ser y me aceptaban así, pero recordarán ineludiblemente los buenos momentos que compartimos.
Los amigos que conocí en los últimos 3-4 años dirán que siempre estaba bromeando y riendo. 
La gente que me odia dirá con un gesto ambiguo en el rostro que aunque yo era un rotundo pendejo, había cierta cualidad que no les caía mal de mí, y que mal que bien, me recordarán.
Los hay aquellos que al enterarse dirán: "A mi me vale. Ese ni amigo mío era." Y cuando esté en presencia únicamente de su sombra se acordará de una vez que tomamos jugo, de una vez que reímos como locos mientras les hacía las onomatopeyas que disfrutaban. 
De pronto todo pasará al olvido.
Moriré y mi caracter odioso, mi manía de corregir en los demás lo que no hago en mi persona, pasará a segundo plano.
De repente aun aquellos que odiaban lo que yo hacía, por los motivos que fueran, dirán que después de todo no era tan malo.
Moriré y no habrá problema en dejar a un lado las bromas pesadas que solía gastar. No será necesario pensar en las veces que les grité a mis amigos. Ni siquiera las veces que abusé de su confianza o los critiqué por las razones que hayan sido.
Todos me verán en la tierra fresca ese día y sonreirán pensando lo buena onda que era. Los chistes, las risas, las voces que podía hacer. Se abrazarán y se contarán anécdotas. Y no se necesitará nada más.
Porque siempre que morimos es para eso, para hacer que se nos olvide los defectos. Nadie quiere recordar sus defectos. 
De nadie se recuerdan sus defectos.
Siempre recordamos lo mejor de todo el que muere. ¿Para qué recordar?
 De mi no se preocupe. Usted recuerde que leyó y que alguna vez le dieron ganas de reírse. Igual yo quiero ser el mismo ahora que cuando muera. Y que luego de incinerado, enterrado, quemado con ácido o lo que sea que hagan con mi cuerpo, siempre se piense en mi como el tipo normal que vivió. Quiero que se diga que era un cabrón odioso, que siempre andaba con una mirada pesada, que cuando me reía de la gente lo hacía en su cara, que bromeaba con mis amigos sobre las cosas que les dolían, que muchas veces me negué a hacer un favor solo porque no tenía ganas, que siempre insistí en saber más que muchas personas, aunque solo lo hiciera para mostrar mi falsa seguridad, para obviar que siempre viví asustado del mundo, que siempre pensé que nada de lo que hacía tenía sentido alguno. Nunca fui perfecto, ni busqué serlo.
"Me voy a mi casa, a tener un infarto."

Y ya, disculpe, este tipo de cosas suceden cuando uno se pone a pensar como sería el mundo sin uno, ejercicio en el cual me he enfrascado desde hace unos días, gracias a los noticieros de este surreal país.