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jueves, 13 de abril de 2017

Papá y las Sonoras

Abril es caldo de cultivo para lo mejor y lo peor.
Abril son 4 semanas de triunfos y fracasos, intercalados de algo a lo que a veces le llamamos vida.
Abril es un bache existencial. Un año significa felicidad, el otro depresión.
Este año son ya 10 de estar ocupando un espacio acá, y Abril siempre, siempre me va a dar por estar recordando.
Papá murió hace más de 20 años, y es normal que cueste recordar cosas cuando el tiempo se sigue haciendo tan y tan grande entre los eventos, pero a mí se me hace fácil.
Encontré un viejo cassette en que mi papá tenía una docena de canciones de sus Sonoras favoritas, ya sea la Santanera o la Matancera. Yo nunca terminé de entender eso.
Solo sé que mientras recuerdo mi adolescencia por la música pop tonta venida de México, o las baladitas venidas desde España, voy a recordar mi niñez con canciones igualmente tontas, pero que ahora significan el vago recuerdo de las cosas en orden.
Por eso cada vez que escuche aquella de "A ver, a ver, a ver cómo haces, para engañar a tu mujer..." sentiré la picardía que quizás alguna vez sentí que heredé de papá.
Y cuando suene lo de "Los aretes que le faltan a la luna, los tengo guardados en el fondo del mar", sentiré que es poesía pura. Aunque sea de señor.
Luego, cuando suene La Boa, siempre me dará risa.
Las Luces de Nueva York siempre me darán nostalgia.
Y así se vive, recordando las cosas, que a veces tristes nos hacen pensar que las cosas eran distintas, quizás no mejores, y que todo, absolutamente todo, hace sentido en la búsqueda interminable de la felicidad en una vida carente de propósito.
10 años de blog.
Más de 20 años sin papá, y claro, la vida sigue, pero nos vamos muriendo un poquito. Todos los días.
Hay que seguir batallando.

miércoles, 9 de julio de 2014

Mis mundiales

Es ese momento cada cuatro años en el que el mundo se divide entre los que consideran al fútbol el opio del pueblo, porque, como religión que es, mantiene a la gente en el eterno sueño de la tranquilidad, ignorando la realidad que los rodea, y los que lo disfrutan sin miramientos ni rodeos, a sabiendas que, al menos en este país, no se está ni cerca de asistir a un mundial. Es eso, tiempo de mundial. 
A mí, en lo personal, me entretiene ver un buen partido de fútbol, y si es en un mundial es mejor aún porque sabés que estás viendo historia deportiva. Puede que no sea importante, o quizás es solo la más importante de todas las cosas que no son importantes, como dicen por ahí. 
Un amigo siempre bromeaba con aquello de que la vida se podía dividir en mundiales. Decía que, por ejemplo, cuando teníamos 20 años era porque teníamos 5 mundiales de vida, pero dada la irregularidad de nuestros años de nacimiento, puede decirse que yo tengo 7 y 3/4 de mundial. Un poco injusto si me preguntan.  
En esos 7 mundiales que he vivido debo confesar que no recuerdo nada del primero puesto que en el momento que Maradona levantaba la copa mundial en México, yo tenía 3 años y apenas comenzaba a intentar leer. Incluso, sé decir que tengo calendarios del mundial desde 1982.
Lo importante para mí, donde comienza el valor que los mundiales tienen para mí, inicia en Italia 90. Yo tenía 7 años y Papá decía que Argentina era el mejor equipo del mundo. Papá y yo hablábamos solo lo justo, pero en el Mundial vivimos un mes de emoción y charlas interminables en las que él me mencionaba porqué Argentina debía ganarlo. Lo recuerdo en la final. Codesal pita un penal al minuto 85 y dramáticamente Alemania vence a Argentina con un gol de Brehme. Maradona lloraba, mi papá gritaba enojado que un árbitro mexicano había arruinado el mundial de Argentina. Así, aprendí que Argentina era el equipo de Papá y había que apoyarlo.Este fue mi primer álbum del mundial.
Tenía 11 años cuando el mundial fue en Estados Unidos. La parafernalia era increíble. Papá había muerto un par de meses antes del mundial. No lo superaba, así que mi mamá pensó que era una fantástica idea comprarme un televisor nuevo. Tuvimos un fiel KTV de 24 pulgadas en el que vi como Argentina era enviado a casa en octavos o cuartos de final. Vi los 5 goles de Oleg Salenko, vi a Milla anotar para Camerún casi hecho un abuelo. Y pensé que mi papá habría sentido que era un mal mundial. Peor, mi papá era anti Brasil. Y al final, Brasil ganó el penta teniendo en la banca a un jovencísimo Ronaldo que pintaba para ser el próximo Pelé, como decía La Prensa.  
Para Francia 1998 ya tenía 14 años y recuerdo que llené un cuaderno con las alineaciones de todas las selecciones. Un mes antes del mundial verdadero, hice la narración completa del ficticio mundial. Fue un éxito. Luego llegó el verdadero mundial, la exhibición de Michael Owen, el fracaso de Brasil, el fracaso de un joven Raúl del que ya me había vuelto fan. Finalmente el mundial se resumía en 3 cosas, el triunfo de Francia, el gol de Bergkamp y el enésimo fracaso del equipo que mi papá apoyaba. A todo esto, El Salvador nunca volvió a estar tan cerca de ir a un mundial como en esta eliminatoria.

En el Mundial de Corea Japón 2002, ya estaba en la Universidad. Los partidos eran de madrugada.Mis compañeros llegaban tarde a clases, y al final, esperé que Alemania le ganara a Brasil. Esperé en vano. Brasil ganó el Penta con un Ronaldo inspirado y con un corte ridículo de pelo.Hasta acá seguía apoyando a España y me dolió el robo ante Corea.

En Alemania 2006 pensé que todo pintaba para el triunfo alemán. Y no fue así. Yo estaba recién egresado de la UES. Tenía una novia que me dijo que iba a estar conmigo hasta que Argentina ganara 2 mundiales más. Ni siquiera estuvimos juntos para cuando fue la final. Italia ganó el cuarto título. Argentina volvió a fracasar. Messi se perdió en un juego.

Sudáfrica 2010 fue quizás el mundial más inesperado para mí. Argentina volvió a fallar, Alemania se quedó en semifinales, y España, ahora sin Raúl, era campeona. Increíble.

Y ahora, en Brasil, en el 2014, mi papá, esté donde esté, es feliz de saber que Argentina tendrá su revancha por el penal de Brehme en el minuto 85. 
Tal vez esta sea la del tricampeonato, papá.

miércoles, 19 de febrero de 2014

21

Hace 21 años yo era un niño que recién afrontaba el dolor del primer enamoramiento. Me sentaba a ver desde la terraza del tercer piso del edificio donde entonces vivía. Me gustaba estar solo. Siempre me gustó.
Era un niño, pero siempre pensé que había algo conmigo, con mi apariencia, con mi personalidad, que no le agradaba a la gente. 
La paz había sido firmada hace poco y la gente estaba expectante de la próxima elección presidencial. En mi casa, un viejecito de 65 años se sentaba a conversar conmigo como si fuésemos adultos los dos. Me decía que votaría por Chávez Mena, pero que sabía que nada cambia nada. Que lo único que lo podía hacer a uno feliz era querer a la gente. 
Era un señorón don José Agapito. No puedo decir que ese señorón me haya dado impresionantes lecciones de vida, pero si recordaré por siempre que todo hombre necesita a diario recordarle a su gente que la quiere. Todos los días abrazo a mi mamá pensando en eso. Todos los días le digo que la quiero, porque así aprendí, a decir las cosas antes que sea demasiado tarde. Todo eso si lo aprendí de mi abuelo. 
Hace 21 años lo escuché por última vez. Días antes de morir nos sentamos a ver por la terraza. 
"Estoy cansado", fue lo último que me dijo.  Luego se durmió. Al día siguiente estaba hospitalizado. Luego no volví a escucharlo. 
Conocí la muerte desde muy pequeño, y también conocí aferrarme a la gente. Porque, ¿sin la gente qué nos queda?  Ahora a mi abuela aún se le aguadan los ojos cuando lo recuerda. Cuando sabe que es con quien compartió tantos años de su vida. Cuando el tiempo juntos significaba la vida entera. Mi abuela es el fiel testigo del amor mismo por mi abuelo. Les debo tanto a mis viejitos. 
Hoy, solo escribo porque lo escrito queda más que yo, porque uno no puede irse nunca sin decir cuanto quiere a la gente.  Hacés falta, Papá Pito.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Encrucijada moral Nº 797

Camino a mi casa en tarde- noche de un martes que parece domingo solo por la vacación. 
Trato de llegar temprano porque he prometido a mi abuela, que no vive conmigo, que tomaré café con ella antes que se vaya. Eso suele ser a las 7 pm. Son las 6:40 pm cuando camino.
Llevo mis audífonos puestos para que nadie me interrumpa en mi camino. Funciona siempre. Casi siempre.
Una señora de unos 85 años me llama desde el otro lado de la calle. Cruzo, le pregunto que necesita y me dice que necesita encontrar una tienda cerca. Es 6 de agosto y obvio todo está cerrado. Recuerdo la única tienda cercana que abre todos los días del año. Una tienda que se mantiene por los ebrios de las colonias cercanas. Le menciono a la viejecita que si necesita algo de ahí la puedo llevar a la tienda porque queda camino a mi casa. Acepta, pero la lluvia está cercana y le digo que si gusta, le puedo ir a traer lo que necesite sin que ella camine hasta la tienda. Acepta. Saca 3 monedas de $1 y me dice que quiere una cajetilla de diplomat rojos. No sé qué decir. Pienso muchas cosas. Pienso que ella no debería confiar en un extraño y darle su dinero. Pienso que yo no debería comprarle cigarros. Pienso que no me gustaría que a mi abuela le pasara eso. Estoy en una encrucijada de esas en las que me meto cuando aparentemente son cosas sencillas. 
Corro y compro la cajetilla de cigarros. Le llevo el cambio y le entrego todo. Entonces me ve con esos enormes ojos llenos de pasado doloroso y me dice: Yo sé que no me vas a dejar hasta que llegue a mi casa. 
No puedo negarme, le pregunto donde es y camino con ella. Es alrededor de 5 cuadras abajo de donde la encontré. La llevo y me cuenta que tiene 3 hijos, un abogado y dos ingenieros. Le digo que soy abogado, no me cree. Me pregunta mi edad y me dice que está segura que tengo 21. No le creo y sé que lo dice por cortesía. 
Llegamos a la puerta de su casa. Me entrega sus llaves y me dice que busque la que está manchada de rosado. Es la de su casa. Ninguna llave está manchada. Las pruebo todas hasta que encuentro la correcta. Pienso que ella no debería confiarle sus llaves a un extraño. Me dice su nombre y me dice que su casa está a mis órdenes el día que yo necesite lo que sea. 
Camino a casa, olvido su nombre y me quedo pensando en esa mirada de tristeza acumulada durante años. Mientras tanto es tarde y mi abuela me espera para el café.

viernes, 19 de abril de 2013

Revisitar

Revisitar. Saber qué viviste en qué momento. Revisar las fechas, año por año. 
Pensar como pensabas, decir lo que decías.
Recorrer. Regresar. 

Hoy tuve un día normal... normalmente aburrido. Rutina, rutina, rutina.
Luego de un rato de estar cavilando como iba a hacer para mi busqueda de trabajo de hoy, me dije, voy a pasar un rato al ciber, fui y decidi que solo estaría una media hora. Estaba ahi cuando me habla Luis, el revolucionario de mi grupo, que decidió en vista de su incipiente liderazgo, que nos reuniriamos a las cinco de la tarde, y la reunion seria en el ciber. Por eso estoy aqui, a la espera que el venga y pague lo que me va a faltar...

(El día que vi pornografia casi frente a agentes de la PNC).

Este fin de semana ha sido de esos días en que todo me recuerda a una pelicula, esta vez fue una especie de "American Beauty"... Tristemente a lo salvadoreño.."En un tiempo estaré muerto, claro la fecha no la sé con exactitud, y de alguna manera, ya lo estoy". Y no, no estoy triste mientras escribo esto.Solo divago. "Siento que he pasado muchos momentos de mi vida en un coma del que estoy despertando. Y ya es suficiente" 

(El tiempo en que contaba mi lista de errores. Y eso que me comía detalles).

 Por mi culpa, por mi culpa POR MI GRAN CULPA...
(Cuando acepté que a mis 13 años era fan de Hitler).

  "I cannot go with you or ever see you again..."
(Cuando Casablanca me volvió a matar).

"Darse cuenta que uno es un personaje no es algo sencillo. Falta un poco de valor, de ese que le han agregado entre líneas.
Al principio, todo era normal. Yo podía ir de un lado a otro, como la vida prediseñada para todos. Comía lo que tenía que comer, caminaba como debía caminar, era como debía ser. La conciencia de plenitud necesaria para vivir, era lo único que siempre me faltó. Sabía que algo andaba mal."
(Cuando me enteré que realmente no existo).
 
"La indicación dice que debo responder en monosílabos sin hacer movimientos bruscos y siendo sincero."

(Cuando un polígrafo fue el último paso para mi trabajo).

¿Soy el mismo?
¿Somos los mismos?
¿Existimos más?
 


sábado, 16 de febrero de 2013

Tratado fílmico sobre la nostalgia



Para esto sirve el cine:
"Well, let’s say that since you were little, you always dreamed of getting a lion. And you wait, and you wait, and you wait, and you wait but the lion doesn’t come. And along comes a giraffe. You can be alone, or you can be with the giraffe.
- I would wait for the giraffe.
That’s why I worry about you."






" Anna: Why do you leave everyone? Why did you let me go?
Oliver: Maybe because I don’t really believe that it’s going to work and then I make sure that it doesn’t work.”




jueves, 11 de octubre de 2012

Memorias sísmicas

Desde que recuerdo, he vivido 2 terremotos, o 3 si le incluyen todos la calidad de terremoto al que no cuento.


Recuerdo el 10 de octubre de 1986 porque ese martes, yo estaba en casa viendo televisión mientras mi hermano iba a kinder. Odiaba que no me llevaran. Odiaba que mi hermano se quejara del kinder mientras yo moría por ir y tener mis propios libros y mi propia plastilina. 
Ese martes aprendí que las cosas que eran más fuertes que yo eran innumerables. Aprendí que los televisores que traían su propio mueble hasta con "patas", no eran eternos. Aprendí que mi casa tampoco era eterna. Mucho tiempo después, cuando estuve por última vez en casa, el día del terremoto de 1986, junto a los días de la ofensiva de 1989 y los terremotos del 2001, fueron de los recuerdos más sin sentido que me traje de esa casa.
Cuando fue el terremoto de 1986 yo tenía 3 año y 4 meses. Es de mis recuerdos más viejos. El más viejo, es de mi tercer cumpleaños en que le probé una cerveza a mi papá y me quedé dormido en el pasillo de mi casa.

En enero de 2001 yo era un bachiller en espera a entrar a la universidad. Me sentía como entrando a un mundo que sería mío. Estaba tan desesperado como de pequeño por entrar a clases.
Era un sábado. Mi familia en la azotea porque la ropa se llevaba a secar allá. Yo barría porque estaba aburrido. El temblor comenzó después de las 11 de la mañana. Recuerdo que teníamos a la perrita que nos acompañó por 11 años. Lobita no tenía ni un año cuando fue ese terremoto. Lobita estaba con mi familia en la azotea.
Recuerdo que subí las gradas mientras parecía que el edificio entero se desplomaría. Llegué y el temblor aún no terminaba. Lobita estaba desesperada ladrando al aire. No comprendía nada. Yo si. Abracé a mi mamá que estaba en un ataque de pánico, y le dije que ya iba a pasar. Unos segundos después todo comenzó a normalizarse. Más tarde, las réplicas. Dormimos en la sala con las cosas pequeñas y valiosas en maletines, listos para cualquier emergencia. Nunca se está listo.
Un mes después, tenía charlas de introducción en el auditorio de la Facultad que me recibiría por los próximos casi 8 años, sumados la carrera, tesis y graduación. Eramos cientos los que escuchábamos lo que nos esperaba de la vida universitaria, cuando las lámparas del auditorio se balancearon con fuerza. Los futuros abogados corrían de un lado para otro, sobre las butacas, sobre los pasillos, etc. Nunca se está preparado. Este último es el que personalmente no cuento como terremoto.
Hoy, 11 años después, estoy listo para estar listo para el siguiente terremoto. 
Nunca se está listo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Inventar

Uno se sienta ante la página en blanco porque no tiene nada que decir pero quiere hacerlo.
Uno no quiere rendirse ante ese vacío de dormir sin haber dicho nada. Aunque nadie esté para escucharlo.
A veces creo que estoy tomando demasiado en serio este oficio de vivir.  Siento que estos días de ser un adulto y dudar de todo, desconfiar de todos, y cumplir con las rutinas porque son lo que nos han enseñado a usar para darle balance a la vida, simplemente no funciona. Nada de eso funciona.
Como a veces uno piensa demasiado. Lee demasiado y espera que todo esto termine pronto. Lo más pronto posible.
Es una broma cruel e interminable.
Y luego, el silencio.Nada más mortal que el silencio.
Sobrevivir se basa en los recuerdos. Vamos armándolos para el futuro. Porque un día los necesitaremos. Un día vamos a querer, a necesitar llorar. Un día nos reiremos del día en que lloramos. Para eso sirven los recuerdos. Se van anotando en calendarios infinitos, con palabras sencillas para encerrarlas en círculos. Un círculo para cada día de tristeza. 

Cuando me siento así me dan ganas de inventar. Por eso es necesaria la página en blanco. Para llenarla de todas esas cosas que recuerdo aunque no hayan sucedido.
Un poco como lo que explican en Waltz with Bashir:
"Memory is dynamic, it’s alive. If some details are missing, memory fills in the holes with things that never happened."


Y no sé si decirme que una vez fui alguien feliz. Decirme hasta el cansancio que vivo en un lugar en el que siento calor cuando lo necesito, siento mis pies tibios pisando la tierra fresca recién después de la tormenta. Soy mi número favorito y es todo lo que necesito.
Quiero decirme eso. Quiero saber que tengo razón en sentirme así.
Dan ganas de quebrarse de una vez por todas si no se hacen esas cosas.











Dan ganas de inventar.




domingo, 29 de julio de 2012

Caer

Camino a recoger mi resultado del inimaginable examen de Notariado de la CSJ.(Lo cual merece otro post.)
Paso frente a un niño jugando con una carreola. El niño tiene unos 6 años. En la carreola no hay otro niño.
Repentinamente escucho algo que cae.
El niño en la acera, llorando, mientras la carreola está tirada también.
El padre corre a levantarlo, hasta que un señor mayor, que parece ser el abuelo, lo detiene.
"Ahí dejalo. Que se levante solo. Dejalo que llore. Tiene que aprender a levantarse. Todo en la vida es así."

Y luego, claro, vi The Dark Knight Rises (Que también me merece otro post),  y escuché el extracto de Batman Begins:   
"Why do we fall sir? So we might learn to pick ourselves up."

lunes, 6 de febrero de 2012

El arte de coquetear

Según Milán Kundera:  "¿Qué es la coquetería? Podría decirse que es un comportamiento que pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es posible, de tal modo que esta posibilidad no aparezca nunca como posibilidad. Dicho de otro modo: la coquetería es una promesa de coito sin garantía."

 Y ahora lo comprendo todo. 

martes, 15 de noviembre de 2011

Reflejos

Dice la gente que conoció a mi papá, que me parezco mucho a él.
Veo las fotografías y me preocupo. Siempre tiene una mirada de molestia, como si algo anduviera mal constantemente. Parecía llevarse mal con mucha gente.Decían que siempre andaba con el sarcasmo a flor de piel, que aunque sabía mucho, a veces lo decía con sorna, como si le diera risa la opinión de los demás. 
Me contaron que por mucho tiempo tuvo esa sensación de tragedia en su vida, que siempre llevaba una agenda para anotar lo que haría con meses de antelación.
Me dijeron todas esas cosas. Insistieron que probablemente mi papá me heredaría todo su carácter.
Me sentí con una latente contradicción. No sabía que pensar. Aún ahora veo su foto y me imagino mi futuro.
Recuerdo que al morir mi papá, aparecieron alrededor de 7 hijos de diferentes mujeres solicitando llevar su apellido, aparte de las 2 hijas que tuvo con su ex esposa, y de mí y mis dos hermanos. 
El futuro es 50% inminente, 50 % oscuro.
Papá estaría orgulloso. Es lo que dicen.

domingo, 16 de octubre de 2011

Breve periplo radial

Intentando dormir a las 4 de la mañana, y queriendo informarme, hice un pequeño viaje entre estaciones de radio para saber lo que ocurría. Así me enteré de 3 cosas.
1. Radio Astral 94.9 FM, la estación del rock, pasa a Moderatto si se lo pedís. u_u

2. Un cantante de los ochenta, que mi padre solía escuchar, tiene una canción jurídica.
Todos a escuchar a Braulio. Gracias a Globo. 93.3 FM.



"Sería el fiscal quien se encargara, paso a paso,
de desmontar tus argumentos de defensa;
han sido tantas tus infamias en mi ausencia,
tantas las pruebas, los testigos y evidencias,
que ningún juez podría tratarte con clemencia." 
 
Papá se habría reído.   

3. En Radio Nacional 96.9 FM, contestan una llamada al aire.  " Yo tengo la clave de lo que está sucediendo. La acabo de recibir directamente de dios. Dios me acaba de llamar y me dijo que esto es una advertencia, porque quiere que dejemos de adorar demonios. Si usted y los demás no dejan de adorar a sus demonios, esto será el fin de todo. Dios me acaba de decir todo. "


No vuelvo a escuchar radio a las 4 am. Me puedo llevar tantas sorpresas.

viernes, 14 de octubre de 2011

Capítulo perdido

¿Qué fue de vos? 
Te repetiré, aunque no quisiera, un cliché evidente.  Antes de conocerte te había encontrado por ahí, diseminada casi molecularmente entre tantas mujeres. Todas tenían algo que las hacía valiosas. Por muy pequeño que fuera. Pero en vos lo llegué a reconocer como cuando la arena baja por completo en el reloj. Fina, completa.
No eras rarpo entonces, darse cuenta que desde los 9 años comencé a encontrarte, aún a 14 años de conocerte.
Vos estabas en ese sonrisa callada de la niña que conocí en el viejo colegio, que se fue antes que terminara el año escolar, y a quien senté sobre mis piernas en un fortuito encuentro de agosto, como esos que años después tendría con vos.

También estabas en el silencio que me comenzó a matar el día que supe que jamás volvería a ver a esa pequeña niña. Eras parte de eso que logró que poco a poco se me estremeciera la libertad que apenas comenzaba a comprender. Ese mismo día que te llevabas con vos esos pequeños regalos que te había entregado. Un borrador celeste, una flor amarilla y un anillo que le robé a mi madre. También ahí te habías presentado.
Pero entonces no lo podría haber sabido. 
¿Cómo podría ser?



* Otro capítulo mínimo de la novela que jamás escribiré. Les evitaré el sufrimiento de leer eso completo.

lunes, 8 de agosto de 2011

5 de agosto de 1992

Tengo 9 años. Estoy enamorado. Parece que comenzaría la constante de enamorarme de mujeres con las que todo saldrá mal. Ella llegó en abril. Era hija de un ingeniero gringo que había venido al país contratado por 6 meses para un proyecto. Entonces no sabía que significaba todo eso. Tampoco supe lo de los 6 meses.  Habían venido al país puesto que también era hija de una salvadoreña. 
No tardé demasiado en enamorarme de ella. Como mi abuela era quien pasaba más tiempo conmigo en casa, había tomado el hábito de ver todas las películas de Pedro Infante, Cantinflas, etc. Lo que sabía del amor me lo enseñaba Pedro Infante cantando a las mujeres. Me imaginaba a la pequeña Helen con sus rizos rubios sonriéndome mientras le cantaba alguna canción de Pedro Infante.
Pero como era un niño, lo primero que se me ocurrio fue regalarle una de mis posesiones más preciadas. Mi papá me había regalado un borrador azul en forma de dinosaurio. Le había salido caro para ser un simple borrador. Y apenas una semana luego de haberla conocido, se lo regalé y le dije que me gustaba. Ella me dio un beso en la mejilla y sonrió. No dijo nada más. 
Un mes después logré robar de las cosas de mi mamá un anillo que sabía que a Helen le quedaría demasiado grande, pero sabía mucho mejor que combinaría perfectamente con el azul profundo, eterno, de los ojos de Helen. Se lo regalé unos días antes de mi cumpleaños. Lo recuerdo perfectamente. Lo recuerdo todo. Esa sonrisa bellísima. El beso tibio, largo y dulce que me dio en la mejilla.
Pasaron los meses. Llegamos a la vacación de agosto. Recuerdo que el día que salimos de vacaciones, mi mejor amigo de ese año, Carlos Vásquez, me dijo que a él le gustaba también. Ese día también me di cuenta que se despidió de ambos con la misma sonrisa. 
El 5 de agosto me llevaron a la feria. No podía dejar de pensar en la niña que me gustaba. Siempre he sido bastante idiota en esas cosas.
Me aburrí como siempre en toda aglomeración.  Luego de intentar divertirme un poco, nos fuimos con mis padres en un bus hacia mi casa. En el mismo bus iba Helen. Sus padres tenían carro, pero se había arruinado y no habían querido pagar taxi para esas pocas cuadras a su casa.
Yo iba sentado. Mi mamá llevaba en las piernas a mi hermana.  La mamá de Helen me dijo que llevara en las piernas a la niña. Feliz dije que si y la senté en mis piernas. Tenía ganas de decirle que la quería, por muy infantil que fuese. Nos vimos a los ojos los menos de 10 minutos que fuimos en el bus. Cuando ella se bajó, no sabía que sería la última vez que la vería.

Unas semanas después en el colegio me enteré que ella no volvería. Su papá terminó el trabajo y se llevó a la familia de nuevo a los Estados Unidos.  Un mes después mi mejor amigo enfermó. Leucemia, igual que a mi hermano.  La vida es así.
Life is life and kind is kind...

viernes, 17 de junio de 2011

Memoria

Vos ya sabés que no me gusta escribirte en este día que todos hablan las maravillas que hacen o podían hacer sus padres. Vos sabés que nunca me ha gustado, y que probablemente siempre vi como una obligación regalarte ese portalapices que te di en un día del padre, creo que cuando yo tenía 8 años. 
Pero ahora te extraño. No voy a mentir y decir que eras perfecto, porque nunca lo fuiste.  Tengo perfectamente claro que jamás me dijiste que me amabas, pero no tenías que hacerlo. Tu problema, papá, fue que siempre pusiste demasiada fe en mí. Deberías verme ahora.  Sigo aquí. Han pasado muchísimas cosas desde que te fuiste, y también desde la última vez que te escribí, pero sigo aquí. 
Vos no eras ese tipo de papá tradicional, y que no fuimos al estadio juntos, ni me llenaste de todo lo que pedí, pero también es cierto que los 11 años de mi vida que estuviste conmigo los puedo recordar como si fueran 40.  Sé que te heredé el gusto por esa loción con el barquito, sé que por tu culpa comencé a leer a Régis Debray, cuando un par de meses antes que murieras lo encontré en tu cuarto y te pregunté que era ese libro que se llamaba "Revolucion en la revolución."  "Es algo que tenés que leer, aunque no sea hoy." Me alborotaste el pelo y me dijiste que yo tenía que leer, aprender, y cambiar el mundo. 
No, papá, no he cambiado el mundo. Ni siquiera he terminado de entenderme.
Te acordarás que una vez me dijiste que me ibas a llevar al Puerto de Acajutla y cuando estaba por subir al barco que era lo más inmenso que he visto, hasta que vi el mar justo abajo.
Te acordarás también que cuando cumplí 10 años, unos meses antes que murieras, llegaste a casa con dos regalos, el de mamá y el tuyo. El tuyo era el Diccionario enciclopédico Larousse en 3 tomos verdes que aún conservo, el de mamá era un juego de esos animales plásticos que cada sábado hacía que me compraran.
Recuerdo la vez que te llevé una medalla de excelencia, cuando estaba en primer grado. "No te voy a felicitar, es tu deber."  Y aprendí a comenzar a forjarme un carácter.
Muchas cosas serían mejores, más fáciles de entender, si estuvieses conmigo. Pero tu ausencia, de alguna manera y sumado a los pocos años que tuvimos, me han vuelto quien soy, para bien o para mal.
A veces imagino, porque ya sabés que soy muy dado a imaginar, que vas conmigo platicando como antes, y me contás tu sueño de traer ferrocarriles modernos al país, y arreglar la línea férrea.
 Quizás me habrías ayudado a ser alguien más seguro, más lleno de confianza. Quizás nunca hubiese escrito como medio de desahogo.
Ya nada de eso importa. Sé, igual que vos, que nunca fuimos perfectos, que nunca fuimos afectuosos, pero también sé que eras vos, mi papá, justo el que tenía que ser.
Imperfecto, enojado, totalmente apoyando a los equipos contrarios a los que yo apoyaba, siempre diciéndome que tenía que aprovechar mi futuro. Nunca entendí que era el futuro. Aún no sé que es el futuro.
Como vos decías, lo más importante es ser libre.

The Beatles - Free as a bird.



"Whatever happened to
The life that we once knew?
Can we really live without each other?
Where did we lose the touch
That seemed to mean so much?
It always made me feel so...
Free as a bird..."

jueves, 9 de junio de 2011

Pedir perdón

Pedir perdón es otro proceso eterno.
Pedir perdón por necesidad, obligación o deseo.
Pedir perdón por respirar, por pelear, por resistir.
Pedir perdón como forma de vivir, como forma de crecer.
Pedir perdón porque no se sabe hacer otra cosa.
Pedir perdón porque nadie más lo puede hacer por mí.
Pedir perdón porque te sentís tan egocéntricamente grande como para asumir las culpas de todo.
Pedir perdón porque no queda nada más.
Pedir perdón como un modo de jugar al indulgente.
Pedir perdón frente al espejo.
Pedir perdón como un arma ante la monotonía de matar.
Pedir perdón como exageración.
Pedir perdón para vivir.
Pedir perdón por morir, o por no morir a tiempo.
Pedir perdón como lluvia de colores infinitos.
Pedir perdón porque nada más me queda a mí ni a nadie.
Pedir perdón a la vida.
Pedirme perdón por todas las veces que he pedido perdón.


Pedro Aznar - Ya no hay forma de pedir perdón. (Cover a Elton John. Superando a Elton John.)

sábado, 30 de abril de 2011

Al fin lo encontré

Había pasado casi una semana dándole vueltas a mis papeles, a mis libros de Roque Dalton, a mis recuerdos, mis charlas, sin resultado alguno.
Parecía inútil. Fue inútil. Ahora, gracias a la colaboración de los amigos, pude encontrarlo.
Este es el poema que buscaba, para que alguna vez lo leyeras.

Ya ves como


Ya ves cómo de todo lo que esperabas
ayer en las tertulias de la Facultad
sólo has venido a ser el gran amor del exiliado.
Tú que ibas a irte con los príncipes
de fiesta por Europa que ibas a heredar
a tres o cuatro viejos honorables
tú la del coche envidiado y el traje de piel olorosa
pero sobre todo tú la de los ojos más bellos
en toda la extensión de la ciudad
ahora estás dormida
en los brazos del pobre solitario.
Yo veo la crucecita brillante en tu pecho
mi retrato de Marx en la pared
y creo que la vida a pesar de todo es bellísima.
(Roque Dalton)

domingo, 17 de abril de 2011

Apuntes para una novela que jamás escribiré

Entonces la vi. Era ella aunque no podía ser ella. No podía ser ella la que se paraba frente a mí, con su pequeña estatura y su piel blanca.
Llevaba la misma dirección que yo. Y no era ella, pero cuando pasó, me vio a los ojos y sonrió.
Ella caminaba con su camisa color naranja. Quizás tendría 17 años, pero se parecía a ella. Era ella, sin ser ella.
Le hablé: "Yo sé que esto es sumamente raro, pero a mí me gusta leer mucho y escribir a veces, y siempre he pensado que hay demasiada determinación en lo que nos pasará en la vida, y por eso me gusta hacer cosas que se salen del guión. Estaba pensando si me dejarías besarte. "
Ella se detuvo en una especie de shock, me dijo que se llamaba Sofía, sonrió, se acercó. La besé durante un eterno minuto. Nos separamos y le di las gracias. Ella quedó en silencio. Caminé un par de pasos y ella preguntó si quería su número. Le dije que no, que era mejor así.
Era ella. Todas son ella. Todas iban a seguir siendo ella.
Nunca necesitás un pretexto para un beso.

(He ahí porque no la escribo.)

lunes, 31 de enero de 2011

Naturally



¿Algo más que agregar? u_u
Uno tiene la culpa por ver películas, escuchar canciones y leer libros que le distorsionan la percepción de la realidad.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Modo Grinch: On



Odio Diciembre.
Odio sentir nostalgia por los buenos viejos días.
Odio que me toque llenar el tiempo con fotos amarillentas .
Odio que mientras la gente olvida sus frustraciones para compartis un mes especial, yo solo me encierro más en mi mismo.
Odio que mientras la alegría llena el corazón de mucha gente, en mi interior se trepa la tristeza, la nostalgia y termino siempre por sonreir únicamente diez minutos.
Odio la Navidad.