sábado, 11 de octubre de 2008

Empezar por el final.

Dicen siempre que todo se comienza por el principio, situación que de por sí es redundante, obvia.
Pues en este espacio las cosas lógicas no tienen cabida.
Acá se está comenzando por el final. Hasta acá llego este espacio. El último artículo es del 12 de octubre.
Y no.
Lo es, pero antes debo explicar cómo llego este espacio hasta este momento.
Y cómo la lógica no vive acá, pues puedo ser sincero, y claro. El final será el último post, en el que cuento el inicio de esto.
Y hoy, acá termina todo. Lo van a ver viajar en el tiempo...
Lo van a ver retorcerse en sus palabras.
Y entre cenizas, fuego y papeles borrosos,ya no quedará nada.
Cómo en el principio les he contado todo, doy por enterados a los lectores-si es que alguien lee-, a los detractores-esos de seguro ya vienen-, para que se sirvan los retazos ilógicos del proceder y vida de esto que llaman "blog".
La vida útil de uno de esos no ha sido medida, sin embargo, puedo creer que en mi desconocida faceta de creador de palabras inútiles le doy 201 artículos que publicar. Y este ha sido el último.
Bienvenidos al lugar hacia donde corro, y del que antes siempre huí.

Bienvenidos donde arriba es igual que abajo.
Bienvenidos donde el negro deja de serlo.
Bienvenidos donde las palabras no se leen, se absorben.
Bienvenidos donde el nombre no importa,
donde se puede ser quien se quiera ser.
Muerte a la lógica.
Larga vida a las palabras, esos seres decapitados que caminan sin intención, viven por obligación y mueren por el olvido.


"Así era Roque Dalton, que ojalá


me mirara escribir por sobre el hombro

con su sonrisa pajarera,

sus gestos de cachorro, la segura

bella inseguridad del que ha elegido

guardar la fuerza para la ternura

y tiernamente gobernar su fuerza." Julio Cortàzar.

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