2 de noviembre.
Toda mi familia, abuela, madre, hermana y yo, recorriendo 2 de los cementerios donde quedó la mayoría del resto de mi familia.
Mi abuela, un ser de otro tiempo, cansada, con 80 años en su espalda, recordando cosas que parecen increíbles, perdiendo la fuerza poco a poco, llega a ver a mi abuelo. Limpiamos la tumba, se le pinta su cruz, le dejamos las flores que llevábamos.
Mi abuela ve hacia la tierra donde hace 20 años se enterraron los restos de mi abuelo, y dice:
"Vine a verte, Pito. Si dios me presta vida, regreso el otro año, a verte como siempre". Los ojos se le ponen rojos.
La abrazo. Me siento devastado y camino con ella.
Hay cosas que permanecen para siempre.
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