Vi un brillante documental de Steven Okazaki, sobre los estragos de las bombas atómicas que se detonaron en Hiroshima y Nagasaki hace casi 70 años, de las cuales, por cierto, nadie ha respondido penalmente porque, obviamente, nadie le reclama al ganador de la guerra. El único que ve el final de la guerra es el muerto.
En un momento de la película, le preguntan a uno de los sobrevivientes, cómo lo había logrado en el momento más crudo del aftermath.
"Comimos el aimal que encontrábamos, pero casi nunca había más alrededor que ratas y cuerpos descomponiéndose. No podíamos comer otros seres humanos porque pensábamos en la crueldad y lo inhumano de ello, ni ratas porque simplemente, eran demasiado rápidas para nosotros".
El mundo vive en un eterno aftermath de guerra nuclear.
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