martes, 19 de agosto de 2008

Yo no soy crítico...

Pues no, no soy crítico, y sé muy poco de muchas cosas.
Y este post lo debía, pq les dije a varias personas que la colección de Nueva Palabra publicada por la DPI me parecía buena, pero que debia leerla a conciencia para poder darme por satisfecho.

Pues acá está lo que opino finalmente...
1.No leí todo el libro de Roxana Méndez pq se lo deje a don Rafa Monge, espero que lo haya leído.

2. Del libro de Johanna Raabe, Entre una y tres de la madrugada, he de decir que me pareció muy interesante su poesía. Es cierto que me gusta la poesía, pero no soy fanático de ella. Me interesa cuando algo que leo me desgarra el alma. Me da una sensación de miedo, saber que alguien escribe como me siento.
Johanna logra conjugar en algunos poemas situaciones cotidianas y versos profundamente intimistas... Me gusta. Creo que de verdad tiene talento. Además luego de conocerla, se ve que es una persona que está centrada en una manera de ser bastante acorde a lo que escribe... Ya saben, si no escriben lo que sienten, y escriben poesía, entonces no escriben nada...Recomiendo Historias de la tierra y el tiempo, Calendario, y las Historias de la No-Tierra.


3. Alberto Pocasangre es una persona con mayor oficio en las letras. No me pregunten como, pero me da mucho sentimiento, y me hace remembranzas de El Principito cuando leo la historia de La Estrella. Recomiendo La Estrella, Informe Post-Mortem, y Las dos cartas. Creo que se debe tener mucho empeño para tener una técnica tan depurada como la suya. Los temas me quedaron debiendo. Quizás soy demasiado fantástico en ese estilo. Igual, y yo que sé? y no les digo que no soy crítico pues...

4. La Hormiga Escritora Ana Escoto, nos regala un puñado de mini historias que encierran casos de cosas de gentes que son un mundo complejo en cada una. Muy interesante, aunque con varios toques que me recuerdan a otros autores como Kafka y Cortázar, lo cual no los hace más que brillantes por el hecho de haber aprendido de gente q sabe, demuestran verdadero dominio de sus personajes. Sus personajes se vuelven figuras, arquetipos de la vida diaria, pero hechos letras. La belleza de sus cuentos es su brevedad y precisión para decir lo que quiere decir.
Recomiendo, Oscar el descubridor precoz, Raúl y la tristeza fotosintética, y Ruth y los relojes...

5. Elena nos deja ver su calidad como gente q ama las letras, al regalarnos varios cuentos interesantes. Lo mejor es la manera de contarnos una historia atrapandote desde el inicio. Me gusto totalmente las descripciones. Es la base de una narración. La descripción y el tema. Los ha conjugado y les ha dado un soplo de vida a personajes que son de acá pero pueden ser de cualquier lado. Quiero leer novela escrita por ella. Me imagino que será mucho mejor. Como sea, merece una mención aparte por la estructuración de su último cuento. Es lo máximo. No te ofendás, pero si dan ganas de escribir tan bien como vos.
Recomiendo, La desafinada canción de Rolando, La Locura, y Certezas de él.

No estarán de acuerdo con lo que pienso de cada libro quizás, pero es una boba opinión, y como les dije, yo no soy crítico. Para rematar, les dejo este soundtrack...


Soundtrack

Oda a la Crítica-Joaquín Sabina, recitando a Neruda.


Oda a la Crítica
(Pablo Neruda)

Yo escribí cinco versos: uno verde,
otro era un pan redondo,
el tercero una casa levantándose,
el cuarto era un anillo,
el quinto verso era
corto como un relámpago
y al escribirlo
me dejó en la razón su quemadura.

Y bien, los hombres, las mujeres,
vinieron y tomaron
la sencilla materia,
brizna, viento, fulgor, barro, madera
y con tan poca cosa
construyeron
paredes, pisos, sueños,
En una línea de mi poesía
secaron ropa al viento.
Comieron mis palabras,
las guardaron
junto a la cabecera,
vivieron con un verso,
con la luz que salió de mi costado.
Entonces, llegó un crítico mudo
y otro lleno de lenguas,
y otros, otros llegaron
ciegos o llenos de ojos,
elegantes algunos
como claveles con zapatos rojos,
otros estrictamente
vestidos de cadáveres,
algunos partidarios
del rey y su elevada monarquía,
otros se habían
enredado en la frente
de Marx y pataleaban en su barba,
otros eran ingleses,
y entre todos se lanzaron
con dientes y cuchillos,
con diccionarios y
otras armas negras,
con citas respetables,
se lanzaron
a distupar mi pobre poesía
a las sencillas gentes
que la amaban:
y la hicieron embudos,
la enrollaron,
la sujetaron con cien alfileres,
la cubrieron con polvo de esqueleto,
la llenaron de tinta,
la escupieron con suave
benignidad de gatos,
la destinaron a envolver relojes,
la protegieron y la condenaron,
le arrimaron petróleo,
le dedicaron húmedos tratados,
la cocieron con leche,
le agregaron pequeñas piedrecitas,
fueron borrándole vocales,
fueron matándole
sílabas y suspiros,
la arrugaron e hicieron
un pequeño paquete
que destinaron cuidadosamente
a sus desvanes, a sus cementerios,
luego se retiraron uno a uno
enfurecidos hasta la locura.
Porque no fui bastante
popular para ellos
o impregnados de
dulce menosprecio
por mi ordinaria falta de tinieblas,
se retiraron todos y entonces,
otra vez, junto a mi poesía
volvieron a vivir
mujeres y hombres,
de hicieron fuego,
construyeron casas,
comieron pan,
se repartieron la luz
y en el amor unieron relámpago y anillo.
Y ahora, perdonadme, señores,
que interrumpa este cuento
que les estoy contando
y me vaya a vivir
para siempre
con la gente sencilla.

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