jueves, 9 de abril de 2009

El Fin del Mundo

...Y ese día que había amanecido con la tónica de la normalidad más cínica, pronto se vió envuelto en una horrible y espesa niebla de color rojizo.
La gente que caminaba por las calles de la ciudad comenzó a hacerse pequeña. La presión había aumentado en algunas zonas del planeta.
El agua se volvió agria y con un color que recordaba lo que alguna vez vieron en películas sobre las plagas de Egipto.
Los barcos y aviones chocaban unos contra otros en sus respectivos ámbitos de navegación.
Las sombras de la gente quedaban en el piso, congeladas. La gente se desvanecía.
Los pocos que iban quedando eran víctimas de la combustión espontanea.
En una reunión de amigos....
Uno, el más gordo, se aplastó contra el suelo por la gravedad en ese único punto del lugar.
El más bajito, se desvaneció. Solo quedo su sombra pusilánime sobre el suelo.
Mi mejor amigo, estaba por darme una gran puteada por mi manera de ser y luego de un minuto de arder, solo quedo su brazo izquierdo.Su mano aún se movía con enfado...
Yo, pues que puedo decir. Me quedé con un libro-cuaderno, intentando escribir lo que sucedía.
Siento una gran fiebre, un calor insoportable que baja por mi cuello, que se anida en mi pecho.
Anoche luego de (palabra faltante), quise que todo eso del poder de la mente fuera cierto.
Hoy, mientras escribo el nombre de(nombre faltante o borroso), para ponerlo en la nota final, siento pena por mis deseos...


***

No soñar ayuda mucho a escribir. (Nunca dije que a escribir bien)

5 Manchas en la pared:

Clarita dijo...

Los barcos y aviones chocaban unos contra otros en sus respectivos ámbitos de navegación.

menos mal, yo me imaginaba barcos volando hacia los aviones... es bueno, de cuando en vez, mantener la logica de las cosas..

Rodrigo Ramos dijo...

me gusta, sobremanera.
El martes?...

Esebloguero dijo...

Por un momento pensé que era un terremoto o algo así. Genial.

Clau dijo...

no terminé de entender si tenías fiebre o insolación...=S

cuakerboy dijo...

Silencio

Lo más duro
de estar sin dios
no es tanto
la falta de absolutos
o la sensación
de andar en noche
sin estrellas
como la convicción
de quedarse
sin findelmundo
que nos salve.