miércoles, 1 de abril de 2009

Sobre el sujeto y el objeto

Yo tengo ganas de escribir.
Yo quiero ver las cosas, sentirlas y despues usarlas.
Cuando uno escribe, come lo que escribe, siente lo que come, ve lo que suena
y suele pasar que lo que se hace al final no es arte. Pero llena.
A veces divago sobre la busqueda de los estilos.
Mis amigos me han dicho que cuando se toma esto en serio,
hay que tener presente la busqueda del estilo personal.
Los maestros siempre estaran presentes, de eso no hay duda, pero deben ser también referentes no plagios.

En este momento cuando se quiere escribir y no se tiene la constancia para hacerlo, llegan dudas a la mente sobre si es lo escrito lo valioso o la manera de escribirlo.
Lo del sujeto que escribe y el objeto.
Lo de la forma de lo escrito, y el fondo.
Lo del tema y la idea, tanto central como circundante.
Una vez leí:
"Si algo hay evidente es que un plan cualquiera que sea digno de este nombre ha de haber sido trazado con vistas al desenlace antes que la pluma ataque el papel. Sólo si se tiene continuamente presente la idea del desenlace podemos conferir a un plan su indispensable apariencia de lógica y de causalidad, procurando que todas las incidencias y en especial el tono general tienda a desarrollar la intención establecida.
Creo que existe un radical error en el método que se emplea por lo general para construir un cuento. Algunas veces, la historia nos proporciona una tesis; otras veces, el escritor se inspira en un caso contemporáneo o bien, en el mejor de los casos, se las arregla para combinar los hechos sorprendentes que han de tratar simplemente la base de su narración, proponiéndose introducir las descripciones, el diálogo o bien su comentario personal donde quiera que un resquicio en el tejido de la acción brinde la ocasión de hacerlo.
A mi modo de ver, la primera de todas las consideraciones debe ser la de un efecto que se pretende causar. Teniendo siempre a la vista la originalidad (porque se traiciona a sí mismo quien se atreve a prescindir de un medio de interés tan evidente), yo me digo, ante todo: entre los innumerables efectos o impresiones que es capaz de recibir el corazón, la inteligencia o, hablando en términos más generales, el alma"
Generalmente, las ideas surgieron mezcladas; luego fueron seguidas y finalmente olvidadas de la misma manera.

Lo que solemos considerar un poema extenso en realidad no es más que una sucesión de poemas cortos, es decir, de efectos poéticos breves. 
Es inútil sostener que un poema no es tal sino en cuanto eleva el alma y te reporta una excitación intensa: por una necesidad psíquica, todas las excitaciones intensas son de corta duración. Por eso, al menos la mitad del "Paraíso perdido" no es más que pura prosa: hay en él una serie de excitaciones poéticas salpicadas inevitablemente de depresiones. En conjunto, la obra toda, a causa de su extensión excesiva, carece de aquel elemento artístico tan decisivamente importante: totalidad o unidad de efecto.
En lo que se refiere a las dimensiones hay, evidentemente, un límite positivo para todas las obras literarias: el límite de una sola sesión.
El placer a la vez más intenso, más elevado y más puro no se encuentra -según creo- más que en la contemplación de lo bello. Cuando los hombres hablan de belleza no entienden precisamente una cualidad, como se supone, sino una impresión: en suma, tienen presente la violenta y pura elevación del alma -no del intelecto ni del corazón- que ya he descrito y que resulta de la contemplación de lo bello. Ahora bien, yo considero la belleza como el ámbito de la poesía, porque es una regla evidente del arte que los efectos deben brotar necesariamente de causas directas, que los objetos deben ser alcanzados con los medios más apropiados para ello -ya que ningún hombre ha sido aún bastante necio para negar que la elevación singular de que estoy tratando se halle más fácilmente al alcance de la poesía. En cambio, el objeto verdad, o satisfacción del intelecto, y el objeto pasión, o excitación del corazón, son mucho más fáciles de alcanzar por medio de la prosa aunque, en cierta medida, queden también al alcance de la poesía."
 Edgar Allan Poe. "Método y composición"
Y ahora estoy confundido, porque estoy en una encrucijada sobre ¿qué sigo escribiendo? 
No sé si escribo relatos, no creo que sean cuentos.
No sé si escribo poemas. 
Solo sé que escribo.
A veces mucho, a veces una o dos páginas...
A estas alturas, cuando ya los días son más largos y la vida tan corta, uno no sabe.

Como dijo el sr Dalton:
Solo el asombro enseña los coros del silencio
Solo el asombro entrega la verdad de las cosas
Solo el asombro limpia la mirada del muerto.

Estoy asombrado.





2 Manchas en la pared:

Victor dijo...

Yo escribo porque no puedo evitar hacerlo. Creo que en la medida en que mis escritos reflejan vida, hallan su puesto en el mundo, se justifican a sí mismos.

Saludos

Victor

HuelveElena dijo...

Me da miedo cuando citas a tus amigos, y esa cosa del estilo. ¿Qué es el estilo?