viernes, 14 de mayo de 2010

Repetición

Cada año, se derraman ríos de tinta para conmemorar el aniversario del asesinato de Roque Dalton.
Quizá lo que escriba está de más. Sin embargo diré la verdad al mencionar que pasé ignorandolo durante años. 
Fue hasta que cumplí los 13 años, cuando entre los libros de mi papá, y sus sobres de papel manila, encontré un pequeño folleto de fotocopias de La Ventana en el rostro, junto a comunicados del ERP, y a un libro de Regis Debray. Ignoraba que mi papá leía esas cosas.
Unos años después, un profesor de Literatura que trataba de enseñarnos el arte en todas sus ramas, nos hizo asiduos lectores del suplemento 3000 del Co-Latino, y en los de mayo, "casualmente" venía un especial por los 22 años de la muerte del poeta. Ahí, después de escuchar al Lic. Napoleón hablar hasta por los codos del que probablemente fuera el poeta de la ruptura, el mejor, de nuestra historia, fue ahí que comencé a leerlo. Años después leí uno por uno, La Ventana en el rostro, El Turno del Ofendido, Un Libro Levemente Odioso, Un Libro Rojo para Lenin, etc. Quizá menos de la mitad de su obra, y fue suficiente.
Hoy, como no hay nada que yo, un simple lector pueda decir sobre él, que no hayan dicho los académicos, lo único que puedo hacer, es recordar de buena manera a quien podría ser junto a Salarrué, Gavidia, y Menéndez Leal, uno de los pilares de nuestra literatura. Y me quedo recordando, y leyendo...

Así era Roque Dalton, que ojalá 
me mirara escribir por sobre el hombro 
con su sonrisa pajarera, 
sus gestos de cachorro, la segura 
bella inseguridad del que ha elegido 
guardar la fuerza para la ternura 
y tiernamente gobernar su fuerza. 
(Fragmento de poema de Julio Cortázar, cuyo título ignoro)

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