Sadako Sasaki no nació en agosto de 1945. En esa época la
niña estaba en el vientre de su madre, quien sufrió la radiactividad de Hiroshima. A los
12 años enfermó de leucemia. Según una antigua tradición japonesa, un joven que está
a punto de morir puede salvarse si construye con sus manos 2 mil cigüeñas de papel.
Sadako se puso a trabajar y llenó su habitación con pequeños pájaros de colores.
Llegó a confeccionar 544. Fue entonces que todos los estudiantes japoneses se entregaron
al delirio de fabricar cigüeñas de papel. Pero la radiación derrotó al mito. Las
últimas palabras de Sadako fueron: "¡Papá, mamá, no lloren!". Eso fue en
1957.
Comienzo a creer que por aquí deberíamos comenzar a hacer muñequitos de papel. Es todo tan inútil, tan efímero, tan triste.
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