Ahora.
Hoy, en esa hora oscura,
no tengo más remedio
que comenzar a aprender
a no aprenderte nunca.
A ver en los reversos
esos más filosos
y más terribles de las formas
formas que no son
no se parecen
ni podrían nunca parecerse
ni a esto, ni a la vida,
ni tus vivas costumbres
de sonreír abiertamente,
mientras recorro los campos
de semillas jamás sembradas,
que nacieron en esplendor.
Para llegar ahí,
debo desandar todo.
Todo lo que un día
altamente equivocado
considere aprendido.
Para tocar sus instintos,
debo desandar,
mis más seguros pasos
con plena conciencia
que ella siempre fue ella.
Que la vida siempre es una.
La total combustión de todas las ideas.
Junio 2006.
P.s Y luego les comento porqué considero que escribo muy mala poesía...
1984 - Capítulo 5. Primera parte
Hace 2 meses
1 Manchas en la pared:
no hay poesía mala, sólo una para cada gusto
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