miércoles, 18 de abril de 2007

De la propia cosecha...

Tenía uno de esos extraños ataques de inspiración, exceso de tiempo, hueva y falta de sueño, el día que escribi esto.

Decisión.

Lo decidieron todos, nadie diría nada.
Era solo justicia.
Nunca fue venganza.
Alivio inmenso, frenar la sangre,
saciar instintos...


Ahí fueron encontrados.
Entre los matorrales.
Eran seres perfectos.
Perfectos asesinos, perfectos violadores.
Era naturaleza.
No los esperaron a todos.
Pero todos llegaron.

Atados los pies, atadas las manos.
La soga en sus cuellos.
Unos tiraron gas,
otros tiraron los fosforos.
La hoguera se alzo entre gritos,
La justicia había hablado.


Luego nadie vió nada,
nadie sabía nada.
Pero desde ese día, cada miedo acabo,
cada calle sano.
Lo decidimos todos...

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