Olor a jazmín desteñido.

A veces uno siente ese deseo por hacerse pedacitos la vida. Por cortarla en figuras geométricas equidistantes e imaginarias.
Cuando a mi me pasa eso, hago lo que mejor sé hacer: recordar.
Hoy estaba en Plaza Merliot, y caminé hasta tu casa, hasta donde tu perro me solía ver con extrañeza. Y me sentí triste, no porque no estabas, ni porque no te vi. Me puse triste porque te sentí.
Olí tu cabello lacio y largo, como río interminable.
Olí tu alegría, tu sonrisa iluminandome aquellas frescas mañanas de julio.
Olí tu saludos, olí tus "mire amor, hoy voy a salir tarde, me espera?"
Olí tus papeles, tus dibujos que aún conservo, tus papeles con mi nombre escrito con ambas manos, una vez con la derecha y otra con la izquierda.
Olí ese jazmín desteñido, por alegría.
Porque un jazmín es amistoso con su color, pero triste si se le abandona.
Olí tu caracol, el zorrito, el cubo, los recuerdos.
Por un instante fui feliz.
Y los recuerdos son una mierda...

"Si ella se va, que no sea muy lejos, ni por mucho tiempo"