viernes, 15 de abril de 2011

Matchpoint

"The man who said "I'd rather be lucky than good" saw deeply into life. People are afraid to face how great a part of life is dependent on luck. It's scary to think so much is out of one's control. There are moments in a match when the ball hits the top of the net, and for a split second, it can either go forward or fall back. With a little luck, it goes forward, and you win. Or maybe it doesn't, and you lose." ( Matchpoint)

Para mí, la suerte siempre ha sido de esas supercherías de las que huyo de creer. Fantasías, ilusiones, misticismos, todo eso tan interesante de leer y escribir, pero que simple y sencillamente, no existe. Por eso, las razones por las cuales me bajé de ese microbús con mis posesiones intactas, se las debo más a las probabilidades, algún tipo de azar cuántico, o cosas así, que a la suerte.Fuera de paranoia.

A las 11 de la mañana me subí al microbús, y lo primero que vi mientras en el Ipod sonaba "One headlight" de los Wallflowers, fue un tipo con una perfecta cara de asaltante ( no me pregunte cual es esa, la mitad de los salvadoreños simplemente tenemos esa cara.), con la mano tatuada, y que al ver mis audífonos le hace señales al tipo del primer asiento. 
Podía bajar del microbús pero perdería tiempo de viaje. Pensé que lo mejor era buscar el mejor asiento para evitar ser asaltado.
Me senté en el lugar que todos rechazan para sentarse; en la fila izquierda, justo sobre la llanta trasera, junto a una señora gorda que parecía más preocupada que yo.
Seguí observando como el tipo volteaba hacia atrá. Guardé mis audífonos y apagué el Ipod. Llegamos a Metrocentro y el microbús casi quedó vacío. El tipo caminó hacia atrás y se sentó justo adelante de mí.  Volvió a ver un par de veces y a la tercera, preguntó si alguno de nosotros le podía dar la hora. Todos dijeron lo mismo, que no llevaban reloj. Yo guardé silencio.
Subió otro tipo que parecía conocer al de la mano tatuada, ante lo cual, el otro le cedió el asiento y, al llenarse el microbús, se paró junto a la fila derecha de asientos, la de los individuales. Conversaba con un tipo de camisa roja, pero no dejaba de observarme. Entonces, como resultado de alguna ecuación cósmica, se subió un tipo de esos a los que normalmente no le hablaría, justo en el instante en que la señora que iba junto a mí, se levantaba. Hipócritamente lo saludé y lo invité a sentarse en el asiento recien vacante. Conversábamos alguna trivialidad.Unos minutos después, el tipo de la mano tatuada se bajó con la mano derecha apuñada.  Apenas bajó, todos comenzaron a conversar sobre la facilidad con la que habían asaltado al de la camisa roja. Le habían quitado una cadena y dinero.
Sigo sin creer en la suerte. Pero...

* Si hubiese tardado 5 minutos menos, habría ido en otro microbús y nada de esto se habría escrito.
* De haber llevado el Ipod apagado, no hubiese sido objetivo del asaltante.
* Si me hubiese sentado en la fila de asientos individuales como suelo hacer siempre, definitivamente hubiera estado en el sitio del señor de la camisa roja.
* Si alguien hubiese sacado su celular, varios de los que ibamos ahí hubieramos sido asaltados en un santiamén.
* Si el tipo, al que no le hablo normalmente,se hubiese ido en otro microbús, el de la mano tatuada se habría podido sentar junto a mí y asaltarme. Claro, como soy enojado, probablemente ya no lo estaría escribiendo.

1 Manchas en la pared:

Good ol' Stanley dijo...

No confundás suerte con destino. La suerte está fundamentada solamente en el azar y la probabilidad!