miércoles, 11 de mayo de 2011

Otro aniversario

Podía decir todo lo que ya dije sobre Roque Dalton, llenar la página de los motivos por los cuales no debe ser ignorada su lectura, decir por ejemplo, que su poesía es de estudio obligatorio, y que nadie debería intentar emular sus estructuras o faltas de estructuras literarias. 
Por eso no me cuesta nada dejarles un poema de él, que es la mejor manera que tiene de hablar.

LOS LOCOS
A los locos no nos quedan bien los nombres.

Los demás seres
llevan sus nombres como vestidos nuevos,
los balbucean al fundar amigos,
los hacen imprimir en tarjetitas blancas
que luego van de mana en mano
con la alegría de las cosas simples.

Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,
los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,
los Alejandros con olor a mar!

Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan
sus nombres envidiables como banderas bélicas,
tus nombres que se quedan en la tierra sonando
aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.

Pero los locos, ay señor, los locos
que de tanto olvidar nos asfixiamos,
los pobres locos que hasta la risa confundimos
y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,
cómo vamos a andar con los nombres a rastras,
cuidándolos,
puliéndolos como mínimos animales de plata,
viendo con estos ojos que ni el sueño somete
que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?

Los locos no podemos anhelar que nos nombren
pero también lo olvidaremos.

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