De vez en cuando la dosis de realidad es demasiada. Como cuando uno lee las crónicas periodísticas ávidas de reconocimiento crítico por su afilada pluma y su profundo conocimiento social, en las que se cuenta con lujo de detalles como los mareros confiesan haber descuartizado a una mujer, o en la que se arma un relato sobre como violaron a una niña de 6 años y después la mataron entre un cafetal cuando regresaba de sus clases, o los reportajes en los que se menciona como una pobre escuela de un cantón alejado de los ruidos de la gran industria salvadoreña, sobrevive gracias al pobre apoyo de los pobres padres de familia.
Se leen por montones. Semana a semana indignándonos.
Y no, no me molesta leer esos reportajes, ni que los medios tanto impresos como digitales nos muestren la dura realidad a la que se enfrentan cientos de miles de compatriotas. Tampoco me molesta que lo describan a detalle, porque somos adultos los que estamos leyendo todo eso.Lo único que me parece un tanto incongruente es que vivimos en un país en el que hace ya años que no basta con la denuncia. Igual que con la represión. Ni la una ni la otra solucionarán nada.
¿De qué sirve que usted publique que se le parte el corazón porque los niños del cantón más alejado de su ciudad no puede ir a estudiar porque debe cortar café, si es todo lo que hará?
¿De qué sirve que en la noticia de tantos jóvenes asesinados atribuidos a problemas de mara, se ponga a criticar que el gobierno haga dicha atribución, si será una crítica más vacía por que no genera nada?
No me meto con la libertad de nadie de pensar y escribir lo que quiera. Lo que pasa es que me lleno de pesimismo.
Me llena de pesimismo pensar que estoy en la generación de compartir el artículo y hacer que tu pequeño círculo de amigos lo lea y se indigne con vos, y no en el de salir un domingo al pueblito alejado en el que los niños no pueden estudiar, y llevarles cuadernos que reunás con tus amigos. No somos así.
Y ya no basta denunciar. Insisto. No basta. Pero a nadie le importa. Tenemos nuestro propio elefante en el cuarto y seguimos ignorándolo. Y este texto sin gracia no es mejor que los artículos y reportajes que tienen sangre en cada línea, porque igual que ellos no estoy proponiendo soluciones. Y cualquier periodista me puede decir que ellos no son los que deben proponer soluciones, porque se limitan a informar, pero entonces, ¿quién? los políticos, podrán decir, pero todos somos seres políticos.
Criticar, denunciar, gritar, putear. Ninguna propuesta. Y cuando hay propuestas son desde el hígado. "Quememos a los mareros en el penal", "Aprobemos la pena de muerte", "Córtenles las manos a todos".
Pero nada importa, ganó la "azulita", hay DT del Real Madrid, nuevo avance de Tal Para Cual, y nueva forma de ordenar Pizza Hut.
Me odio. Nos odio.
2 Manchas en la pared:
Si exite un pesimismo digital, pero tambien vos estas pesimista, tal vez la vida de vez en cuando nos pone asi. un saludo
Publicar un comentario