o la industria del arte.
Una vez leí que el cine era el séptimo arte, y hacer dinero con él, el octavo.
Y se hace evidente cuando se revisa lo que sucede con las premiaciones del Oscar de este 2013. Hay demasiada tela que cortar al respecto. Quizás el resultado de estos premios se resuma en lo que escribió Cortázar en su novela, "Los Premios", "Ah, el gris, qué color tan difícil, tan poco lavable…“.
Para comenzar, en las 3 publicaciones anteriores explicaba lo que se suponía era mi predicción de los Oscar, mi voto en caso de ser académico, y al final, lo que para mí sería una sorpresa en caso de suceder. Cabe mencionar, los 3 post fueron publicados en complicidad con @JonMochilero .
Resumiendo los últimos 3 post: en caso de ser nuestras predicciones, acerté 13 de 20 categorías, y el amigo viajero acertó 12.
Si nos vamos con el artículo sobre si nosotros votáramos en los Oscar, me ganó ya que él habría votado como lo hizo la academia en 9 categorías y yo solo en 3.
Las sorpresas no fueron nuestro fuerte y quedamos 2-3.
Ahora, lo que pienso sobre los resultados va así:
1. A la academia le va mal la política porque al unirse a las películas y a los estudios, promocionan sus propias verdades. Quizás para eso es el arte, pero lo cierto es que sus premios reafirmarán su ideario. Siempre será así. Argo, Zero Dark Thirty, Lincoln, etc, son películas que, aunque bien hechas (unas mejor que otras), no merecían estar por encima de dramas artísticamente impecables como The Master, Amour o Holy Motors.
2. Lo que importa es el espectáculo, y este es eterno. El arte vive en función del espectáculo, sobre todo en el cine. El arte se disfraza de espectáculo. Solo así podemos entender el maravilloso despliegue visual de Life of Pi, una película que difícilmente será olvidada pronto.
3. Los estudios y gremios pueden manipular como quieran estos premios, puesto que lo que importa no es si tu actuación fue la mejor, sino si hiciste la promoción adecuada y si los estudios y gremios te propusieron de la forma correcta. Las interpretaciones son seleccionadas por los estudios y productores de las películas, de modo que, si la categoría de Mejor Actor está muy complicada, tirás a tu actor con más posibilidades a la categoría de Secundario, por más que lleve casi todo el peso de la trama y aparezca en pantalla tanto como el actor que propusieron para Principal, v.gr: Philip Seymour Hoffman o Christoph Waltz.
4. El cine premiado es en un 90% de la industria gringa, no porque sea mejor, sino por patriotismo cinéfilo. Es difícil salirse de ese patrón para la academia, y cuando lo hace es como una excepción que nada más confirma la regla.
Finalizo con mi opinión de los ganadores:
Argo, la tercera o cuarta mejor película del año, con narrativa similar a muchas otras películas ya antes vistas, con una única secuencia, la del final, en la que te deja encantado, y una simplicidad técnica que no le resta méritos, podría haber sido una justísima ganadora de no haber estado este año en la carrera Amour, The Master, y quizás hasta Lincoln.
Daniel Day Lewis gana haciendo un papel de antología como Lincoln. Es uno de los mejores actores de la actualidad por la multiplicidad de roles que puede desempeñar. Lo que insisto es en que Joaquin Phoenix lo habría merecido tanto o más que él, debido a la cantidad de matices que le brinda a su papel.
Jennifer Lawrence merece un punto importante en este post. Es la chica del momento en la industria gringa. Y no digo que actúe mal. Es una muy buena actriz. Mejor ganadora de lo que fueron en sus años Sandra Bullock, Reese Whiterspoon, etc. El problema es que este año habían 2 actuaciones enormes y desgarradoras que estaban bastante sobre la suya. El Oscar, en un mundo justo en que la promoción no indica nada, debió entregarse a Emmanuelle Riva o Naomi Watts.
Anne Hathaway es maravillosa como Fantine en Les Misèrables, pero no tenía nada que hacer con la profundidad de Helen Hunt en The Sessions.
Cristoph Waltz es un ganador merecidísimo, aunque su papel, ya lo mencioné, era mucho más principal que secundario.
No me quejo del premio de dirección para Ang Lee porque es un director sumamente talentoso. Quizás esperaba que el cine gringo reconociera a Haneke, pero quizás la academia no está preparada para ese tipo de arte tan desligado de la industria.
Los guiones fueron honestamente una farsa. Nadie negará que Tarantino es brillante, pero brillante porque sabe como inventarse historias reciclando historias que antes se han contado de formas más sutiles.El guión original debió ser, también, de Haneke.
El guión adaptado fue una forma sutil de no dejar que Argo se llevara solo 1 o 2 premios. El Oscar debió ser para la brillante adaptación de Tony Kushner, un dramaturgo enorme.
Oscar visuales bien entregados para Life of Pi. Fotografía impecable, solo similar a la de Tree of life (que perdió el año pasado), o Melancholia (ni siquiera nominada).
Oscar por música bien entregado a Life of Pi.
Oscar a canción, regularmente bien entregado a Skyfall, aunque Les Misèrables tenían la fuerza suficiente para haberlo ganado. Seamos honestos, Skyfall fue un monstruo de canción desde que supimos que la cantaría Adele.
Nada que obviar en Película extranjera.
Montaje o edición, fue otro de esos premios con los que el efecto arrastre le dio a Argo. En este caso el efecto fue arrastrito, porque solo fueron 3, y quizás todos inmerecidos, porque este Oscar estaba casi cantado para Zero Dark Thirty, que al final solo se llevó un premio de sonido, y en empate.
Dicho todo lo anterior, los premios nos dieron la fantasía que serían llenos de sorpresas, y fue lo que menos hubo. La promoción está sobre todo. El marketing venció al arte en los Oscar.
Y parece que será así por mucho tiempo más.