Pasaban por las calles sin hablarse.
El pacto era seguro.
El pacto se volvió ley.
Ley universal.
El visitante esperaba que las cosas tuvieran sentido.
La hazaña nunca llegaba.
Llego, y nadie lo miraba. Todos seguían sus propios caminos,
como maldiciendo entre dientes por estar donde estaban.
Llego y era temeroso y nadie reparó en su presencia, y él tampoco habló.
Pasaron un par de horas más largas que sus culpas.
Las señales no vienen nunca. Solo están.
El secreto del pacto flotaba sobre su amarga cabeza.
Una anciana se compadeció de él.
"El letrero", le dijo, mientras señalaba un alto letrero verde.
"EL QUE DECIDA QUE LLEGO
SU MOMENTO DE MORIR
TIENE LA PALABRA".
Al instante la anciana murió.
El visitante grito: ¡¡¡QUÉ MIERDA DE PAÍS!!!
y lentamente cayó, con la pesadez del saco de ladrillos que acostumbraba llevar.
1984 - Capítulo 5. Primera parte
Hace 2 meses
1 Manchas en la pared:
Puuutaaaaa. Me gustó.
(Fue un puuutaaaa de tipo cuando ves ondas bien chivas)
(cuasiaplausos)
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