jueves, 27 de septiembre de 2012

Extrañas ocasiones (II)

Vas camino a casa luego de una extenuante jornada de trabajo junto a unas maquinitas de pensar como les dicen que deben hacerlo. En el bolsillo llevás la llave lista porque sos de esas personas que no pueden estar sin algo en la mano. Vivís en impaciencia. 
Lo único que necesitás es llegar a casa y abrazar a tu familia. Darte cuenta que todo puede mejorar si tenés ese momento en el que todo cobra sentido por solo quererlo. Sonreírle a tu familia y saber que la vida es mejor. Es mejor. Es me-jor.
Llegás y la alfombra café te informa que estás en lo que decidiste llamar "hogar". Dentro se escucha la pequeña perra arañando la puerta para encontrarse con vos.
Girás la llave. La perrita se emociona como si tuviese años sin verte. Te pasa la lengua por el pantalón y si pudiera hablar, te diría que te ama sin condiciones y que te extrañó desde el momento que saliste por la puerta. 
En la casa todo está normal. Te sentás y sale tu hermana a decirte que el trabajo estuvo difícil hoy. Te dice que si querés un café te lo prepara. Pero no es tu hermana. Nunca has visto a esa mujer.
Por un rato te cuesta reaccionar. Ves las fotos en la sala sobre el mueble del televisor y en todas las fotos estás con ella y con otra señora que asumís que es tu mamá.  Llega, te abraza y dice que te preparó tu cena favorita. 
Es ese momento de nuevo. Esa extraña ocasión en que cambiás de universo, de realidad,  y tenés que seguir viviendo hasta que vuelva a cambiar. Ya perdiste la cuenta de las veces que te ha pasado. Ojalá seás el único al que le pasa.

viernes, 21 de septiembre de 2012

El último juguete





Lo habían llevado a casa como un regalo por el cumpleaños de la hermana mayor. Era de esos regalos que no vendían en cualquier parte. Difícil de encontrar y muy, pero muy demandante de cuidados. 
Dicen que los comenzaron a vender como una respuesta a las necesidades del nuevo siglo. 
Nadie sabe a quien se le ocurrió la brillante idea de venderlos. Eran la mascota más extraña que se había visto en muchísimo tiempo. Incluso había gente protestando por la forma en que se vendían en las calles. Hasta que, claro, las grandes empresas tomaron el control y comenzaron a cercar el mercado y  "ayudaron" a crear regulaciones más claras sobre la venta de la nueva sensación en mascotas.
Los comerciales los mostraban ahí creciendo poco a poco, hasta que te veías en la necesidad de tapar el agujero de la respiración  y comprar uno nuevo. Así eran los de la primera generación, los que fueron creados sin la participación de las empresas más grandes del mundo. Luego los fueron perfeccionando y hubo quienes los conservaban por algunos años gracias a la bondad de la falta de crecimiento. Una vez más, la adaptación se sometía a prueba. A límites insospechados. 
Los primeros días eran los peores. Había que estar pendiente de activar el mecanismo por el cual entraba en la botella el tubo con nutrientes suficientes para mantenerlo por unas horas. Recordaba un poco lo que hace unos 100 años había sido el "tamagotchi". Mascotas virtuales que dependían absolutamente de uno. Ahora, las empresas habían eliminado lo virtual del asunto. Con las nuevas regulaciones sobre genética, crear pequeños seres humanos y dejarlos embotellados hasta que crecieran dentro de la botella era tan sencillo como atrapar grillos. 
Los miniseres, como le gustaba llamarlos a la gente en este hemisferio, no requerían mucho más que un tubo de alimentación, uno que se utilizaba para el aseo diario, tanto como baño como para succionar los desperdicios corporales, que era uno de los elementos que aún faltaba por perfeccionar en el pequeño ser. 
Pronto, las asociaciones civiles protestaron, no por considerar que los miniseres tenían derechos, sino porque creían que eran una estafa para el comprador de buena fe, puesto que no duraban mucho tiempo sin los cuidados necesarios. 
Los gobiernos decidieron retirarlos del mercado. Fue el primer paso para crear el mercado negro de miniseres. Los creaban para el consumo prohibido de gente adinerada que le encantaba coleccionarlos. Los creaban a solicitud de sus futuros dueños. Se decía que los ricos habían llegado a crear colecciones de miles, solo para verlos morir uno por uno y reemplazarlos con otros iguales. 
Los miniseres jamás desaparecerían porque siempre habría gente necesitando más y más gente para divertirse. Para divertirse viéndolos morir de hambre detrás del vidrio. Para hacerlos sufrir a voluntad. Para negarse a escucharlos.  Para quebrar el vidrio. Pocas veces se supo de alguno que logró desarrollar el habla. Los miniseres no tenían memoria o conciencia de más de lo que vivían. En las noticias, el día que los sacaron del mercado, apareció un video del pequeño miniser que rompió el vidrio y gritó "papá" antes de morir de inanición. 
El mundo seguía siendo un nido de malas intenciones. El mundo seguía teniendo a los miniseres. Ahora ya no estaban a la vista. Y muchos eran miniseres. Y no lo sabían.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Notas sobre el silencio

El silencio está vivo. Te va matando a diario cada vez que pensás en él.
Uno cree que sabe donde queda el silencio, pero él es más listo. 
Una vez lo tuve en mis manos, lo estrujé, lo maldije y lo empeñé por el valor de un café por la tarde.
Quería escribir sobre el silencio y se me escapó. Porque el silencio es tan puro como el tiempo, y tan suyo como él.
Va viajando solo y se lleva lo que marca el día. 
A veces, es mejor dejarlo vivir. Nadie sabe lo que hace hasta que guarda silencio.
Crear es la mejor forma de matar el silencio, dicen. Pero crear el silencio y dominarlo es tarea excepcional, y traicionera.
Hoy decidí escribir de él, amarrarlo y dejarlo listo para que trabaje para mí. Apenas y me doy cuenta que el amarrado soy yo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Max




De vez en cuando me pongo triste sin razón. La mayoría de veces tengo razones aunque no parezcan demasiado comprensibles. ¿Cómo me voy a sentir triste cuando acabo de ver a mis amigos y la he pasado bien?
Y en otras ocasiones me siento alegre de haberme entristecido. Y tiene sentido.
Nunca había tenido el valor de terminar de ver "Mary and Max" porque veía 20 minutos y ya estaba triste. Y siempre, inequívocamente, era cuando tenía gente a mi alrededor. Mis convencionalismos sociales han evitado que me sienta cómodo llorando en público. 
La terminé de ver y es de esos momentos en que sabés que algo te ha tocado. Algo que te sacude aunque te lo hayan mostrado de forma sutil. Algo como redescubrir la soledad.
Porque inevitablemente uno se da cuenta que no se parece a Max, ni padece Asperger, ni tiene limitaciones sociales, pero se siente como él. Ya ha pasado seguramente eso que  no entendés a la gente. No sabés porqué actúa como lo hace ni porqué dice las cosas que dice.
Pasa que uno comienza a vivir hacia adentro y a sobrevivir hacia afuera. 
Se trata de querer recuperar la fe y pensar que no es necesario tratar de interpretar o entender lo que la gente dice o hace porque, al fin y al cabo, todos somos distintos. Pero es tan difícil.
Estoy triste. Tengo motivos. Pero Max me enseñó que no es necesario tanto para sentirse un poco mejor. Y ahora es lo que intento. Tratar de sentirme un poco mejor. 

"Your sidewalk is like mine, but, probably not as many cracks. Hopefully, one day, our sidewalks can meet, and we can share a can of condensed milk. You are my best friend. You are my only friend.



Mis 5 palabras favoritas son : Sinalefa, estirpe, sístole, sinécdoque y vacío.

martes, 4 de septiembre de 2012

La democracia.



Dice Aladeen lo siguiente:
"Imaginen una dictadura en los Estados Unidos…
 Podrían conseguir que la riqueza de todo el país quede en manos del uno por ciento de la población. Podrían contribuir al enriquecimiento de sus amigos ricos, reduciéndoles los impuestos y resarciéndolos cada vez que pierden dinero. Podrían ignorar la necesidad de salud y educación que tienen los pobres. Los medios masivos de comunicación parecerían libres pero en realidad estarían controlados por una sola persona o una familia.Podrían intervenir teléfonos. Podrían torturar prisioneros extranjeros. Podrían arreglar elecciones y mentir sobre las razones de la guerra que están por declarar. Podrían llenar sus cárceles con integrantes de un único grupo racial y nadie protestaría. Podrían usar los medios de comunicación para asustar a la gente y respaldar políticas contrarias a los intereses populares. "

Entender que solo es una película. Lo demás es más fácil de entender. 

domingo, 2 de septiembre de 2012

Horror recurrente

Llegar a casa casi a media noche bajo la lluvia de agosto. 
Ya que vivo en una colonia cerrada, paso el portón y voy hacia el laberinto de pasajes para llegar a casa. 
No he avanzado nada, cuando veo a mi mamá. Me saluda como siempre y me dice que salió a encontrarme por la lluvia.
Me pregunta por mi día. Me pregunta por mi hermana. Dice que me estaba esperando, que estaba preocupada.
Llego al pasaje que da la entrada a mi casa. Mi mamá saliendo de la casa. Me asusto y volteo hacia atrás. Mi "mamá" ya no está. Escucho una risa suave detrás de mí.
Camino hacia mi casa. Entro con mi mamá y duermo temprano. Lo necesito. 

Horror necesario

Ir en el transporte camino a casa y darte cuenta que ahí está la inmensa nube. Y querés que sea cierto. Sabés que hay muchas razones para que no deba suceder, pero en el fondo querés que pase.
Lo querés porque estás cansado de todo.

                                                 (Algo así.)

Te bajás y caminás a casa dándote cuenta que solo pasás por otro episodio de pareidolia.
Te dejás de imaginar el mundo ardiendo en sus últimos minutos.
Y te horrorizás de continuar aquí. Sin salida. Vacío. Solo. Justo como el mundo.