Hace unos días tuvimos esa ilusión de la democracia representativa y casi 3 millones de salvadoreños fuimos a depositar nuestro voto tal como mandan nuestros deberes ciudadanos.
Casi la misma cantidad con que ganó Mauricio Funes, votó por la continuidad del FMLN en el ejecutivo. Un millón de ciudadanos le quiso dar una nueva oportunidad a ARENA. Trescientos mil confiaron de nuevo en Tony Saca, y muchos menos en los partidos recién nacidos.
Algunos, unos 35 mil, preferimos usar nuestro derecho al voto para elegir no elegir. Decidimos que votar por simplemente hacerlo era aunque correcto legalmente, legitimar un sistema que ha fallado desde hace años.
Los partidarios de votar por el menos malo, los que se pusieron la camisa de uno u otro partido, no tardaron en tildar de antidemocráticos, ilusos e inconscientes a los que anulamos. Culpables de no haberle dado el voto a una de las opciones que "pudo haber ganado si hubieses votado". Culpables de hacer gastar al estado en una segunda vuelta innecesaria. Culpables de no habernos conformado. Culpables de no aceptar las opciones que "democráticamente" fueron seleccionadas para vos.
¿Por qué no culpar al sistema que selecciona los candidatos que no son idóneos?
¿Por qué no culpar a los partidos por elegir a la gente que quieren para esos cargos?
¿Por qué no culpar a un sistema que hace que, quien sea que gane, tenga que responderle más a los poderes económicos que lo impulsan más que al millón de personas que votan por él?
Porque es más fácil. Es más fácil porque te lo pueden decir. Te pueden recriminar directamente que es tu culpa. En el fondo, la gente que critica anular, sabe que este sistema tampoco permite que los partidos políticos te escuchen y mejoren su oferta electoral. Total, la gente, que ellos llaman voto duro, y algunos llamamos "voto borrego", siempre votará por ellos. Y quizás sean más. No sabemos hasta cuando serán más.
Lo cierto es que este sistema está podrido. La Constitución, aparte de no respetarse, requiere reformas que, son tan peligrosas para los partidos, que si se las proponemos, las deforman y hacen reformas para gobernar mejor a sus anchas. El sistema no sirve. Porque la gente que está en el sistema no sirve.
Me preguntaban muchos amigos que cual es la incidencia del voto nulo en una elección presidencial, que si se podía anular la elección, que el porcentaje imposible que se requiere para ello, etc. No había escapatoria.
Luego la duda era si la Constitución permitía la consulta popular, y no, no hay muchas opciones. Ahí dije, lo necesario es convocar a una Asamblea Constituyente, que formule una nueva Constitución con un verdadero pacto de nación, que busque el desarrollo y no el poder para un grupo u otro. Pero no, se tomarían a pecho aquello de "el poder se ejerce", y ellos saben que tienen el poder. ¿Por qué? Porque si se convoca a constituyente, hay que elegir una asamblea constituyente, y ¿quiénes son las opciones? Los mismos. ¿Por qué? Porque los partidos están corruptos, y los independientes no tienen ni el dinero para armar una campaña ni el poder de decisión para ayudar a refundar esta democracia.
Me causa de esa risa tonta, culpable y risa por no llorar, que los candidatos de los partidos que van a segunda vuelta estén confiadísimos que el voto borrego siempre llegará. ARENA dice que están seguros que la gente que anuló su voto, o los que no fueron a votar, son votantes suyos.
El FMLN está confiado gracias a la ventaja, histórica y estadísticamente insalvable, que obtuvieron en la primera vuelta.
Al final, el ganador dará igual. La clase política no se ha renovado, y si se renueva, son los hijos de las cúpulas, los mismos que montan sus movimientos civiles que son en su mayoría pantallas para los partidos.
Dicho todo lo anterior. Yo no necesito, aunque la sociedad me lo pida, justificar mi decisión de anular el voto. Lo que necesito es que me ofrezcan opciones reales, que el sistema cambie, que la gente que manipula esta democracia deje de formar parte de las cúpulas y sobre todo, que la gente tome una actitud crítica hacia los partidos, candidatos y propuestas, o falta de propuestas reales.
Mientras eso no pase, anulo mi voto, y usted, vote por quien vote, hace lo mismo que yo. Le importará lo mismo que yo a los elegidos.