Nunca la he visto.
He oído cuando pasa.
Una vez la oí afuera de mi casa. Era 1989 y yo contaba con 6 años. La oí gritar afuera. No sé en definitiva si era ella.
Pude haberla conocido en la entrada de la Finca de mi tío si lo hubiera acompañado ese diciembre del 99.
Y sigo sin verla.
Un día hace como 8 años la tuve cerca, pero no estaba conmigo. Ella vino y solo habían dos seres. Y uno era yo; Otra vez no la vi.
Un pequeño perro de nombre ilustremente desconocido, dió su último grito, y la encontró con solo unos meses de vida. Lo vi con la lengua entre los dientes, se estaba poniendo frío y todo terminó. Solo llegué a cerrarle los ojos.
Por eso es que a veces quiero saber más de ella.
Otro día deseé encontrarla y nunca vino.
En días como este me dá por fantasear sobre mi encuentro con ella.
He deseado encontrarla solo mientras camino hacia mi casa. Se me ocurre un asalto al que me niegue y sean talvez dos o tres balas, o un poco más sencillo, una puñalada en el lugar preciso.
Otra vez la busqué caminando desde la Colonia Escalón a mi casa, cerca de la Universidad Nacional a eso de las 11:30 pm. Y tampoco la vi.
Ahora sé como quiero encontrarla...
Quiero encontrarla abrazado a una mujer en una cama, bañado en felicidad.
Quiero encontrarla despues de haber perdonado a mi último enemigo, quizás a mi en el espejo.
Quiero encontrarla llorando de emoción luego de hacer algo por alguien que me importe.
Quiero verla cuando nadie tenga que llorar.
Y sé como es que no la quiero encontrar.
No la quiero encontrar de repente en el bús por un paro cardíaco de esos que me van a dar a partir de los 40, por mera tontera hereditaria.
No la quiero encontrar justo en el momento en que me sienta deprimido y solo.
No la quiero encontrar el día que vaya a ver a mis hijos cuando nazcan.
No quiero verla hoy, al menos...
Pero uno nuncs sabe con la puta muerte.
1984 - Capítulo 5. Primera parte
Hace 2 meses